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La prueba del vídeo

La Razón
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Si el niño del vídeo del PSOE fuera real, sería un monstruo a internar en un cotolengo, porque ningún infante de esa edad, o bastante mayor, pierde un segundo en pensar en quién llevará al colegio a su descendencia. Si el vídeo resaltara cómo el crío procura mirar el culo a la mucama quizá los papanatas que lo han facturado se acercaran a la verdad. La realidad sería que la empleada tiene dos carreras y el niño repelente será universitario en paro. El vídeo no retrata una inexistente sociedad cruel sin movilidad social, sino la indigencia moral de Elena Valenciano y su candidato, a quienes les da lo mismo ocho que ochenta y consideran subnormal al electorado. Un argumentario de buitres sociológicos, porque si en España no se intercambiaran las clases según la fortuna y el esfuerzo de cada cual, Alfonso Guerra no habría sido vicepresidente. Por favor, que no retiren ese vídeo-porno-mental. Que lo propalen. Es la seña de identidad de Rubalcaba, su inteligencia para el trapicheo en alpargatas y su capacidad para la venta de dudosos coches usados, en compañía de la Valenciano, otra funcionaria del buenísmo y jefa de negociado de cualquier chiringuito solidario a condición de que sea mentira. El vídeo no es demagógico: es el resumen intelectual de los bizarros «okupas» del PSOE que por haberse apropiado de las siglas creen poder hablar en nombre de los socialistas no siendo más que una banda de arrebatacapas.