Embarazo
Si el que mata es el médico
El nuevo código deontológico expresa un «sanitarismo protanásico»: asuntos como la procreación responsable (que no define), el sexo seguro (que tampoco define), las amputaciones genitales esterilizadoras, las selecciones genéticas «terapéuticas», o las sedaciones mortales en la agonía siguen estando presentes.
En el código anterior (art.24.1), se decía que «al ser humano embriofetal enfermo se le debe tratar de acuerdo con las mismas directrices éticas, incluido el consentimiento informado de los progenitores, que se aplican a los demás pacientes». Este precepto se ha suprimido, lo que significa que los embriones y fetos ya no son pacientes, sino cosas, de tal forma que los progenitores puedan pedir a un médico que los mate. En esto último es en lo que ha degenerado el nuevo artículo 55.3.
Una cuestión impactante es que parece que los médicos de este milenio seremos asesores legales. Quieren obligarnos, primero, a que seamos letrados y nos estudiemos las leyes y, segundo, que informemos de ellas a los «clientes» que nos demandan bienes de consumo.
Se pasa de los criterios médicos y científicos al sanitarismo como bien de consumo donde casi todo vale y donde la destrucción de determinadas vidas se convierte en una nueva función social de la medicina. Al disfrazar de sanitarios algunos tipos de homicidios se pretende acallar una conciencia colectiva protanásica cuyo mantra es: «Si es un médico el que mata o recomienda matar, entonces es que está bien matado».
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