Música
Lo inmenso también es sexy
La singularidad de Falete es haberse convertido, sin saberlo, en un paradigma. Y no del mejillón almodovariano, sino de la posmodernidad.
Descubrir que es la calcomanía de su madre añade mucho más morbo a la colisión entre las tallas grandes y la estética racial friquichoni. Ser gordo o megagorda ha dejado de ser vergonzante para convertirse en un nuevo modelo socialmente positivo, deseado no sólo en el mundo gay y el travestismo festivo. Lo gordito está universalmente de moda.
La última gorda que triunfa en la Red es «La ogra», la travesti que todo lo logra. Ha conseguido millón y medio de descargas de su vídeo viral «Te borro del feisbuh»: «Me atosigas con tus comentarios, tus besos virtuales y tu foto del día». Y ahora ataca con un vídeo a lo Bollywood, «El gazpacho»: «Tienes que pelar, luego trocear tomate, pepino y todo lo demás. Typical Spanish y cuesta muy poco money».
Es el triunfo indiscutible de la talla 5XL, cuyos precursores fueron el sufrido Gordito Relleno, a quien hoy se consideraría un sex symbol de las anchuras, y Gurruchaga con su éxito choni-pop «Ellos las prefieren muy, muy gordas, supergordas y apretadas».
Esta rebelión contra lo políticamente correcto se está llevando a cabo en silenciosa algarabía. En la vanguardia figura la rubensiana Lady Pajín. Dignos homenajes de la estética poligonera a la estrella megagorda Divine, la reina del mal gusto del cine de los años 70 y la satanasa de la disco-cutre de los 80.
No hay que olvidar que la conjunción planetaria de lo choni con el «desafío horizontal» de la carne tuvo su gran momento orbital en aquella mesa camilla con caftán que fue Demis Roussos y su avatar actual, el inmenso «King África» cantando «Una mano en la cintura, sensual, un movimiento sexy, sexy, para bailar esto es una ¡Bomba!». Bombas son Florentino Fernández y las Supremas de Móstoles. ¡Falete a Eurovisión!
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