Justicia frente a la impunidad

Me encantaría ver tan claramente eso que algunos ya celebran como la victoria de la democracia. Como ha quedado más que demostrado, ETA llevaba tiempo sin matar. Ojalá que ahora sea ciertamente para siempre, porque su infraestructura venida a menos, se lo impedía. Pero los asesinos quieren a toda costa que se resuelvan, eso que ellos llaman las «consecuencias del conflicto».
Y yo me pregunto: ¿acaso van a resucitar a los casi mil muertos?, ¿van a reestructurar los cerebros de las personas que desde un atentado terrorista viven con una lesión cerebral? ¿Van a devolver los miembros amputados? Lamentablemente, es imposible resolver las consecuencias de más de medio siglo de dolor, destrucción y muerte que hemos sufrido en este país. ¡Ah! ¿Que con las consecuencias del «conflicto» se refieren a la situación de los que ocasionaron todos esos atentados?
Pues para eso tendrían que permanecer huidos de por vida, pero donde ni siquiera la Justicia internacional pudiera encontrarlos. Porque sus delitos serán juzgados incluso traspasando fronteras, ya que privar a otro ser humano de su derecho fundamental, el derecho a la vida, se paga con la cárcel.
No se trata de especulaciones ni ocurrencias, sino de prudencia ante un grupo de asesinos que ha zanjado cualquier diálogo que no fuera el de acabar imponiendo sus deseos de la misma forma, asesinando.
Los únicos mediadores lícitos en ese «conflicto» que sólo existió en las mentes de los totalitarios asesinos son los jueces de nuestro país. Por ello, la sociedad sensibilizada con el dolor causado por estos que se niegan a desaparecer estará en la madrileña Plaza de la República Dominicana el sábado 29 de octubre a la una de la tarde. Es una plaza simbólica porque en ella fueron asesinados doce jovencísimos guardias civiles algunos no habían cumplido ni los veinte años y donde además existe un monumento a las víctimas del terrorismo.
Sé que muchísima gente acudirá a la cita porque, como siempre he escuchado, víctimas somos todos. La sociedad volverá a gritar: ¡Frente a la impunidad, Justicia!