Dinamarca
La izquierda danesa acaricia su vuelta al poder
Por primera vez en una década, la inmigración no ha dominado la campaña electoral en Dinamarca. Los partidos han preferido explicar a la población sus recetas para hacer crecer la economía y crear empleo. Con un paro del 6,1% (el doble que en 2009) y una economía que a duras penas logra superar la recesión, el Gobierno de Lars Lokke Rasmussen acude hoy a las urnas con los sondeos en contra.
El diario «Politiken» le recordó a Rasmussen que en 2008 había dicho que los parados (44.000) cabían en el estadio nacional Parken, mientras que ahora harían falta éste y otros nueve más de la Primera División danesa para albergar a los 163.000 desempleados.
La receta anticrisis del centro derecha pasa por una dura reforma del Estado de Bienestar para ahorrar 47.000 millones de coronas (6.300 millones de euros) hasta 2020. Para conseguirlo, Rasmussen propone reducir de cuatro a dos años el subsidio de de-sempleo, rebajar la jubilación a los 65 años y la prejubilación a los 61 y recortar el cheque-bebé. «Deuda pública incontrolada o bienestar duradero: ésa es la elección», no se ha cansado de repetir el primer ministro durante una campaña en la que ha mantenido un perfil bajo para que sus oponentes del «Bloque Rojo» pudieran explicar sus iniciativas y así tuvieran más ocasiones de cometer errores.
Hasta ahora, sin embargo, la estrategia no ha podido evitar que todos los sondeos otorguen tozudamente una victoria a la oposición, liderada por la socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt, que puede convertirse en la primera mujer que encabece un Gobierno en Dinamarca. Una encuesta de Megafon otorgaba ayer al «Bloque Rojo» (socialdemócratas y sus aliados) un 51,3%, frente al 48,1% del «Bloque Azul» (centro derecha).
En su programa, la líder socialdemócrata propone trabajar doce minutos más al día para evitar recortar las políticas sociales. Con objeto de recaudar más, Thorning-Schmidt promete instaurar impuestos para los millonarios y aumentar la presión fiscal sobre las pensiones más altas.
Por su parte, la política de inmigración no entró en la campaña hasta que el líder del Partido Socialista (principal aliado de los socialdemócratas), Villy Sovndal, pidió suavizar las restrictivas leyes aprobadas en la última década por el Gobierno bajo la presión de la ultraderecha. Sovndal proponía modificar la ley que prohíbe casarse con un extranjero si uno de los cónyuges es menor de 24 años. Ante las críticas, Thorning-Schmidt se vio obligada a asegurar que su Gobierno no modificaría una ley que ellos respaldaron.
PRINCIPALES CANDIDATOS
LARS LOKKE RASMUSSEN / PRIMER MINISTRO
El desgaste del poder y la crisis
Delfín de Anders Fogh Rasmussen, con el que fue ministro del Interior, Sanidad y Economía, se convirtió en primer ministro cuando el anterior fue nombrado secretario general de la OTAN en 2009. Hacedor de muchas de las reformas que el Gobierno liberal ha puesto en marcha durante la última década, Lars Lokke Rasmussen se enfrenta a un difícil examen en las urnas. La crisis económica, el aumento del paro y el desgaste del poder han hecho mella en su popularidad. Para recuperarla ha recurrido a la estrategia del miedo para advertir de los «peligros» de un Gobiero de izquierdas.
THORNING-SCHMIDT / LÍDER SOCIALDEMÓCRATA
La favorita en los sondeos
De cumplirse los sondeos, Helle Thorning-Schmidt se convertirá a sus 44 años en la primera mujer que alcanza la Jefatura de Gobierno en Dinamarca. Tras aprender de su derrota en las elecciones de 2007, la líder socialdemócrata encabeza una coalición con el Parito Socialista que puede acabar con una décadas de Gobiernos conservadores. Casada con el hijo del ex líder laborista Neal Kinnock, Thorning-Schmidt no se amolda a la imagen tradicional de un líder socialdemócrata. Criada en una familia de clase media-alta, no se afilió al partido hasta los 27 años.
PIA KJAERSGAARD / LÍDER ULTRADERECHISTA
El árbitro de la política danesa
Bajo su liderazgo, el Partido Popular Danés se ha convertido en la tercera fuerza política del Parlamento. Tras la llegada de la derecha al poder en 2001, Kjaersgaard logró tener la influencia que necesitaba. Como socio paralmentario de un Gobierno en minoria, logró imponer al primera ministro, Anders Fogh Rasmussen, su agenda política. Como resultado, Dinamarca cuenta ahora con una de las políticas de inmigración más restrictivas de Europa y recibe una cuarta parte de los inmigrantes de hace diez años. Los sondeos prevén que la crisis económica le arrebate apoyo electoral.
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