Crítica
Un «Don Giovanni» sin gracia por Gonzalo Alonso
«Don Giovanni»»De Mozart. Voces: N.Ulivieri, A.Samuil, D.Korchak, A.Tsymbalyuk, S.Ganassi, D.Bizic, S.Lim, R.Feola. Orquesta de la Comunitat Valenciana y Coro de la Generalitat Valenciana. J.Miller, dirección escénica. Z.Mehta, dirección musical. Palau de les Arts. Valencia, 27-I-2012.
No siempre los teatros pueden contar con grandes figuras en sus repartos, y menos en la época de estrecheces económicas que vivimos. Lo inteligente es plantear una producción en la que reine la homogeneidad y exista una razón de reclamo. Es a lo que recurre el Palau de les Arts en la recuperación de un «Don Giovanni» que en 2006 no se pudo ver completo a causa del hundimiento del escenario que entonces se produjo. En esa ocasión se recurrió a bajar el telón cortafuegos, adelantar la boca de escenario sobre el foso y que los intérpretes cantasen allí rodeados de un panel negro, cinco puertas y dos ventanas. El atractivo vestuario y la iluminación hacían el resto. Poco más se exhibe ahora, tan sólo la sustitución del panel negro por tres paredes insulsas entre las que se encaja toda la acción sin apenas añadidos. Producción barata y de fácil exportanción técnica, pero de discutible atractivo. La sapiencia escénica de Jonathan Miller pasa desapercibida dentro de unos conceptos de otros tiempos que también comparte la dirección musical de Zubin Mehta, el reclamo al que me refería al inicio de estas líneas, quien nunca ha sido un mozartiano de referencia. Gracias a su indudable buen oficio, saca adelante la representación mostrando el discreto encanto de la ópera.
Una voz descontrolada
El reparto tiene la virtud de una calidad media muy aceptable, con la excepción de la buena pero descontrolada voz de Anna Sammil. Dentro de esa redondez cabe destacar a la Doña Elvira de Sonia Ganassi, el Don Ottavio de Dmitri Korchak y el rotundo Comendador de Alexánder Tsymbalyuk. Nicolai Ulivieri aporta una voz importante y formas, pero le queda camino que recorrer para adquirir personalidad como Don Giovanni, para hacer que «La ci darem la mano...» suene embaucador, para que «Fin ch'han dal vino» suponga una desafiante explosión de su credo o que la «Serenata» seduzca. Sobre todo ello vuela la música de Mozart, genial de principio a fin, aunque esté a falta de un toque de distinción que la aporte más vida y gracia.
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