Sevilla
Qué Liga
Valencia y Betis, primeros. Nueve de nueve. Triunfo a triunfo, golpe a golpe y punto a punto. Benditos sean, por ahora, mientras dura lo bueno. Cuando yerre el árbitro, pobre, que se confundirá sin mirar el color de la camiseta, y señale en su contra el fuera de juego que no fue o el penalti dudoso, protestarán como todos. Es mucho lo que hay en juego. Es la ley del fútbol, implacable; a su sombra, todos lloran para mamar, incapaces de sobreponerse al fallo humano o de reconocer humildemente la derrota.
En baloncesto, España perdió con Turquía, el equipo analizó sus errores, no cargó contra el empedrado, los corrigió y terminó campeón de Europa. ¿Qué va a ganar Mourinho si al caer ante el Levante culpó a Khedira, no a Di María, compañero suyo en la cuadra de Jorge Mendes? ¿Qué va a ganar Pepe, de la cuadra de Mourinho, si culpa a los árbitros de sus derrotas? Él, que mereció la expulsión porque una vez más perdió la cabeza. Pepe tiene un problema y el Madrid, alguno más. Si con 500 millones de presupuesto es incapaz de superar a otro de 21, es que acumula más problemas que el de Pepe. ¿Y qué lecciones va a dar Guardiola si en cuanto le empatan dos partidos que tenía ganados cambia el discurso de la mesura por el de la ironía? Los putos amos, que diría Pep, y él y «Mou» lo son por presupuestos y plantillas, son como los demás, incluso peores. Pero que las lágrimas de los ricos no impidan ver esa Liga a la que pretenden asomarse el Valencia, el Betis, el Sevilla, el Atlético y hasta el Rayo, sin miedo a que los protegidos les llamen la atención o se chiven a la profe. ¡Señorita, que el Levante me ha ganado! Espabila «Mou», que la culpa no es de Khedira.
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