Más de 500 hectáreas arrasadas por un incendio en Mijas

El incendio forestal declarado el pasado domingo en la localidad malagueña de Mijas fue ayer estabilizado tras quemar más de 500 hectáreas de pinar y matorral, de un total de 1.200 afectadas, y ocasionar daños a cinco viviendas a partir de los dos focos en la zona de La Mairena y Entrerríos. El fuego, presuntamente intencionado, obligó además a desalojar a más de 300 familias del municipio mijeño, además de Marbella y Ojén, poblaciones colindantes que se vieron igualmente afectadas por las llamas.

Al cierre de esta edición los efectivos que trabajaban a destajo en la extinción del siniestro, que se vio dificultada por el fuerte viento reinante en la zona, continuaban refrescando la zona afectada.

En las labores trabajaron 22 medios aéreos y 260 especialistas de los cuerpos de bomberos de las localidades afectadas y otros municipios de la Costa del Sol, así como del Consorcio Provincial de Bomberos, dependiente de la Diputación Provincial. El incendio provocó que varios centenares de familias fueras desalojadas de sus viviendas, a las que pudieron regresar después de haber aguardado las tareas de extinción en el albergue de Entrerríos, el Centro de Mayores de la Cala de Mijas y el polideportivo Las Lagunas.

Además, los alumnos del colegio Ecos de Marbella no pudieron ayer acudir a clase dada la proximidad de las llamas con el centro educativo, mientras que la autopista de peaje de la Costa del Sol se vio obligada a cortar la circulación por espacio de media hora.

El alcalde del municipio mijeño, Ángel Nozal, señaló en relación a la presunta autoría del incendio que existen «muchas sospecha» y aludió a «personas que hayan podido tener un incidente urbanístico últimamente y que hayan tenido una paralización de obras en esta trayectoria», al subrayar que «no se puede construir en esta zona».

El regidor, que aclaró que las hipótesis que se están barajando son suposiciones, apuntó la posibilidad de que haya sido provocado por personas que «han sido encontradas vertiendo restos vegetales en parajes naturales y a los que les hemos puesto una multa, o también los habituales pirómanos». Además, incidió en que «todo indica que alguien ha quemado queriendo el monte» para significar que «no hay indicios de que hubiera alguien haciendo una barbacoa», por lo que entendió que el fuego «no ha salido por generación espontánea».