Arquitectura
Así que pasen 15 años
En una vieja película, «El día que me quieras», cantaba Gardel en un transatlántico de cartón piedra su tango que 20 años son nada. Algo menos lo son 15. En ese tiempo se puede acabar la Sagrada Familia. Ese es el plazo que ha marcado Joan Rigol. Pero, ¿podemos ser optimistas?
Desde luego en la basílica se trabaja a todo ritmo y es emocionante ver como crece una obra de Gaudí, como se puede ir tejiendo una estructura ideada por alguien que murió hace casi un siglo. Pero hay mucho por hacer y, fuera de micrófonos, alguien aseguraba en el templo el pasado martes que hay temas que pasaran a otras generaciones. Uno de esos es el referente a la fachada de la Gloria, la que estará ubicada en la calle Mallorca.
Gracias al alcalde franquista Porcioles tenemos un problema importante que no se ha solucionado. Porcioles permitió que se construyera en la manzana de la calle Mallorca, justo delante del templo. En el diseño original, Gaudí ya apuntaba que este espacio debía ser ocupado por su gran obra. A Porcioles le gustaba mucho la cosa del cemento y pensó que nunca vería 2026. Debió decirse que este marrón pasará a otra generación.
Si las obras van a buen ritmo, si somos optimistas con lo que se está haciendo, modestamente uno piensa que a lo mejor es el momento de pensar en la calle Mallorca y en sus vecinos. Ellos son los que tienen ante sí un futuro por aclarar. 2026 no suena ya como una suerte de entelequia sino como una fecha con la que trabajar de cara al futuro. Tanto los vecinos como Gaudí merecen una respuesta que debe dar la junta constructora de la obra.
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