Villaverde
La dueña del Villa Padierna pudo ser duquesa de Alba por Jesús MARIÑAS
Volver por donde debía, eso hace Marbella. Parece una operación para recuperar el tiempo y los esplendores diluidos tras la fecunda etapa Gil y Gil, a quienes hoy muchos recuerdan nostálgicamente. Era un mandamás pero transformó aquello que hoy patean parte de los Obama. Reflejo de los mejores tiempos fue sin duda la corrida nocturna de ayer –mientras Barcelona las prohíbe, allá las dan a todas horas, toma castaña y que alucinen los xarnegos renegados como Montilla–, con homenaje a Manuel Báez «Litri». Recibió el Premio Candil a una carrera ejemplar. Este festejo va ya por su segunda edición y ni un pero al cartel que une a Perera –al que sigue y hasta persigue Carmen Martínez-Bordiú–, Cayetano y Julio Aparicio recién reaparecido. Fiesta grande en la llamada «Corrida de la Vela», donde los pañuelos reclamadores de trofeos se sustituyen por cabos encendidos, añadiendo a la lidia un ambiente casi mágico, que se complementa con un cuadro flamenco.
Y hoy habrá prolongación festera con el benéfico que organizan conjuntamente Antonio Banderas –a quien ya se le pasó el malhumor de la llegada– y Eva Longoria. Escenario, el Hotel Villa Padierna, todavía calentito tras hospedar a Michelle y su pequeña. Ya cavilan en colocar una lápida recordatoria. Reconocedor del buen gusto de Ricardo Arranz y Alicia, su esposa, que pudo haber sido duquesa de Húescar porque fue de los primeros romances del primogénito de Cayetana, futuro duque de Alba. Eran encantadores y toda la sociedad veía bien el entronque. Mañana reaparecerá fugazmente en el «photocall» excepcional con el concierto Caballé con madre e hija que López Esteras montó por Semana Santa en Incosol y el homenaje sin concurrencia municipal. Hay que ver al marqués de Villaverde conmemorando el 40 aniversario de ese centro recuperador por donde pasaron de la Begun a Cela. Por otro lado, la presencia de Michelle y su niña causó enfado en Benahavis, donde está enclavado el Villa Padierna. Lo consideran el hotel más lujoso de España, habrá que visitarlo. Y quizá aprovechen el impacto presidencial para montar giras turísticas guiada siguiendo paso a paso los momentos de Michelle, que es, sin duda, la más joven y lucida consorte que nunca tuvieron los USA. Cuando uno recuerda a Mamie Eisenhower, la seca Tricia Nixon y hasta la tan mejorada Hillary da que malpensar en cómo será la galería de retratos femeninos de la Casa Blanca. Y aunque la visité dos veces para conciertos de Caballé y Julio Iglesias –el de la buena época–, confieso que se me pasaron por alto. Porque también Jackie, pese a revestirse ocasionalmente en Valentino, a veces resultaba cursi por estremar refinamiento.
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