Conciertos
A la caza del novato
Cada comienzo de curso, los nuevos estudiantes sufren humillaciones por parte de los veteranos. Cantar por la calle o beber grandes cantidades de alcohol, son algunas de sus «obligaciones»
MADRID- Si desde hace una semana han observado que algunos jóvenes van en pijama por la calle o les declaran su amor cuando van en el metro, no se asusten. Es que han llegado las novatadas. Los «nuevos» que han llegado a la capital para estudiar la carrera, ahora se tienen que enfrentar a los veteranos de su colegio mayor, que les ponen pruebas para «hacerles fuertes» y sepan afrontar el «duro» mundo universitario, afirma uno de ellos. Las normas de los colegios mayores prohíben estas prácticas, pero «mientras no te vean los responsables, no pasa nada», asegura una veterana. Los alumnos de tercero son los que echan a volar la imaginación para inventar las novatadas, que normalmente son para «humillar un poco» a los nuevos. Obligarles a ducharse a las cuatro de la madrugada, hacer flexiones cuando su comportamiento «no es el adecuado» y recoger las bandejas del comedor son algunas de las prácticas que se llevan a cabo dentro de los centros «cuando no hay moros en la costa».
Pero en cuanto se cruzan los muros del colegio mayor, la cosa va a más. El parque Jaime del Amo, en Ciudad Universitaria, es uno de los lugares donde acuden cientos de universitarios para hacer botellón y otras novatadas, normalmente relacionadas con beber alcohol en cantidades elevadas. «Al final nos reímos mucho, como te lo tomes a pecho y no las hagas, no te integras. Es una forma muy divertida de hacer amigos», explica una novata. Aun así, reconoce que alguna vez han pasado vergüenza: «Que te hagan cantar cuando vas andando por Gran Vía da bastante corte, pero cuando somos unas cuantas haciendo el ridículo, te importa menos». Pero las novatadas que se hacen entre los chicos suelen ser más duras, «como dejar que la gente te lance huevos por la calle», confiesa un chaval recién llegado.
También en los bares de la zona son testigos de las novatadas: «Suelen pedir varios chupitos para una misma persona y a veces les obligan a recorrer el local de rodillas y a ladrar como perros. Estamos acostumbrados»
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