Zaragoza
Traspaso de rebajas
Enorme tarea la que ha de acometer el PP cuando llegue al Gobierno. Ante esa «herencia envenenada», rotunda frase de Mariano Rajoy en el último Pleno de la Legislatura, Zapatero y los suyos no se lo ponen fácil. Pura deslealtad supone no prorrogar los Presupuestos, algo que sí hizo en su día Felipe González. Además, el Ejecutivo de Zapatero lanza el marrón de pensionistas y funcionarios a sus sucesores. Una maniobra que vaticina un escasamente limpio traspaso de poderes, un legado turbio, reflejo de país empobrecido, bajo el peor presidente que ha conocido.
Rajoy y su equipo no se amilanan. Sabedores de lo que encontrarán si la victoria les sonríe, el PP ha cogido el toro por los cuernos en su segundo Foro de campaña, celebrado en Zaragoza. Nada más, y nada menos, que la reforma del sector público. Una patata caliente, un sector abultado de manera irresponsable por los socialistas, cuyas letales consecuencias están a la vista. Definido muy bien por Soraya Sáenz de Santamaría, «Austeridad, transparencia y eficacia», el equipo que salga del 20-N cogerá unas finanzas quebradas, reflejo de lo que han heredado los nuevos dirigentes autonómicos y locales.
En palabras de uno de ellos, «no han dejado ni el forro del bolsillo», ejemplo de gestión derrochadora. Dejar el ahogo económico para el que venga es la última patraña de un Gobierno socialista tan incapaz como insolidario. En esta pelea política por el duro ajuste, Rajoy ofrece reformas y programa. Rubalcaba, nada. Sólo nervios y confusión. A Mariano Rajoy le espera un traspaso difícil. De racionales rebajas y muchos deberes.
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