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Libia se echa a los brazos del «hermano musulmán»

Los libios aclaman al islamista Erdogan, que espera su recompensa por la ayuda prestada durante la guerra

Erdogan reza en la Plaza Verde de Trípoli junto con las nuevas autoridades
Erdogan reza en la Plaza Verde de Trípoli junto con las nuevas autoridadeslarazon

El primer ministro turco, Racep Tayip Erdogan, llegó ayer a Libia, un día después de que lo hicieran el presidente francés, Nicolás Sarkozy, y el premier británico, David Cameron. A pesar de que Turquía se haya mostrado algo molesta porque los líderes europeos se le hayan adelantado, siendo así los primeros en visitar Libia después de la caída de Trípoli, Erdogan no renunció a erigirse en un referente para los países de la «primavera árabe», con los que Turqía comparte historia, fronteras, negocios y la fe.

Erdogan participó ayer en el rezo del viernes –el más importante y de obligado cumplimiento para los musulmanes– en la plaza Verde de Trípoli, junto al presidente rebelde, Mustafa Abdel Yalil. En la que era el símbolo del régimen de Gadafi, los dos líderes formalizaron así su amistad, cultivada en los últimos tiempos y sellada con un pin de la bandera rebelde plantado en la solapa de la americana de Erdogan.


¿Armas para Gadafi?
A pesar de que Ankara tardó un tiempo en reconocer al Consejo Nacional Transitorio y su papel al principio del conflicto fue ambigüo (ofrecía ayuda humanitaria a los rebeldes a la vez que seguía comerciando con el régimen y, se sospecha, vendiéndole incluso armamento), en los últimos meses Turquía ha hecho todo lo posible para ganarse la confianza de las nuevas autoridades libias y tratar de rescatar los negocios que tenía en el país, en la era Gadafi.
Son 15.000 millones de dólares en inversiones que Ankara no quiere perder y busca incluso aumentar sus cifras en la nueva Libia, que tendrá que ser reconstruida tras la guerra. Las empresas turcas estaban presentes sobre todo en el sector inmobiliario y ahora desean aportar la mano de obra cualificada que el país tanto necesita, después de que la mayor parte de los trabajadores extranjeros hayan huido a causa de la violencia. Un empresario de la construcción, con negocios en Trípoli y Misrata, explicaba a LA RAZÓN que en el futuro sustituirá sus empleados egipcios (de los que había cerca de dos millones en Libia antes del conflicto) con mano de obra turca, más cualificada y eficiente.

El ministro de Energía turco, Taner Yildiz, que acompaña a Erdogan en su gira junto a una amplia delegación de hombres de negocios, ha expresado su deseo de reanudar y desarrollar también la cooperación en este importantísimo sector.

Turquía espera ser recompensada por la ayuda prestada en los últimos meses, principalmente humanitaria, tras haberse ganado los corazones de los libios evacuando y curando a cientos de heridos de guerra, que han recibido tratamiento médico gratuito en los hospitales turcos. Ayer, Erdogan felicitó a los libios por su conquista de la democracia e instó a los restos del régimen de Gadafi a rendirse, coincidiendo con el desarrollo de violentos combates en los últimos bastiones de Sirte y Beni Walid. El jefe de Gobierno turco pidió asimismo unidad a los rebeldes y que Libia no se convierta en un nuevo Irak.

Erdogan trató de arreglar ayer en Trípoli los errores que se le reprocharon en El Cairo, primera escala de su gira, donde apenas habló de Siria. Así, advirtió al presidente sirio, Bachar al Asadde que acabará pagando por la represión contra su pueblo, pero aún no ha retirado el apoyo total al que es uno de los aliados políticos y comerciales de Ankara más destacado en la región. Siguiendo el guión de Sarkozy el día anterior, Erdogan dirigió sus pensamientos a Siria, cuya revolución cumple esta semana seis meses, en los que han muerto 3.000 personas, según los activistas, una treintena sólo ayer en un nuevo viernes de protestas en todo el país.

«La primavera árabe ha demostrado que las aspiraciones universales de libertad y democracia no pueden ser reprimidas», aseguró Erdogan ante los libios que le aclamaron en Trípoli, donde concluyó su gira por Egipto, Túnez y Libia.


Níger combate contra Al Qaeda
Durante la última semana, tropas nigerinas han mantenido diversos enfrentamientos con milicianos de Al Qaeda para el Magreb en las proximidades de la frontera con Libia. Según el Ministerio de Defensa de Níger, dos soldados resultaron muertos y varios más heridos tras interceptar a un grupo de yihadistas que habían reclutado a la fuerza a 69 jóvenes. Los «terroristas sufrieron tres muertos y los jóvenes fueron liberados», señala la nota oficial. El lunes pasado, otro enfrentamiento en la misma zona dejó un soldado y tres milicianos muertos. Washington ha enviado especialistas a Libia para tratar de localizar y, en su caso, destruir varios arsenales perdidos de las tropas de Gadafi que se teme puedan acabar en manos de Al Qaeda. Entre el armamento buscado habría centenares de misiles antiaéreos de corto alcance que se disparan desde el hombro. Por su parte, Níger ha pedido ayuda para vigilar su frontera norte.