Tribunal Supremo
Faisán versus faisán
Hoy la Audiencia Nacional decidirá si las plumas del Faisán colorean hacia la revelación de secretos o si su tonalidad apunta a la colaboración con banda armada, que es incluso peor siendo muy malo lo anterior. Lo que determine la Sala de lo Penal no es tontería y de ello va a depender que los procesados pasen a dar explicaciones ante un tribunal ordinario o que tengan que comparecer ante esa misma Audiencia Nacional por la que pasearon Usabiaga y su «pandi» la semana pasada, a costa de dejar a la madre del primero huérfana de los cuidados filiales que tanta elasticidad de movimientos han permitido al cuerpo «borroka» de su retoño.
El «chivatazo» al aparato de extorsión de ETA irrumpe así de pleno en una precampaña electoral copada por la crisis y sus apreturas. Es precisamente esto lo que va a restarle brillo a un proceso que en otras circunstancias centraría la atención de unos ciudadanos a los que hoy les preocupa mucho más saber si la Navidad les sorprenderá con la cartilla del paro en el bolsillo del delantal.
Lo que decida la Justicia sobre el «caso Faisán» es vital porque revelará si nuestra salud democrática es esclava de la maquiavélica confusión entre fines y medios o si, por el contrario, se rige, como sería deseable, por el axioma de que quien la hace la paga.
Lástima que por culpa de la crisis el único faisán que ahora interesa a la mayoría de los votantes sea el que se rellena de pasas; ese que se ha convertido para muchos en algo tan fuera de sus posibilidades como un diamante de Bond Street.
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