Roma
El Papa global por Montserrat CABALLÉ
Seis veces tuve la oportunidad de poder ver a Su Santidad. Fueron encuentros distintos, unos más prolongados, otros más fugaces, pero todos ellos de una enorme intensidad. Canté para el, lo recuerdo, en la sala Nervi, que es la sala de audiencias de El Vaticano y también con motivo de un concierto de Navidad. En uno de nuestros encuentros, que siempre fueron especiales, me regaló una medalla. Y cuando cumplí cincuenta años, se celebró, sin duda, el más especial de todos. Yo estaba cantando en Roma y hasta allí se desplazaron mi marido y mis dos hijos, Montserrat y Bernabé, vaya sorpresa, para celebrarlo conmigo.
Fuimos recibidos la familia en audiencia y nos dio la bendición. Pasamos tres horas al aire libre en la Plaza de San Pedro, como una familia más, y es una imagen que tengo grabada y no se me podrá borrar en la vida. No puedo describir con palabras la emoción que llegué a sentir. Estábamos los cuatro juntos delante de Juan Pablo II. Nos habló en castellano y nos explicó lo hermoso que era llevar la música por el mundo, pero que lo era más aún ver reunida a una familia peregrina, llena de fe. Irradiaba tanta bondad que cuando estaba delante de él temblaba. Volvimos a coincidir tiempo después, ya a finales de los 90, en un concierto y le noté entonces muy cansado, con muchas menos fuerzas. Si salir a un escenario impone, imagínense lo que es cantar delante del Papa. No creo que haya vivido ni sentido una emoción similar. Siempre me dedicó palabras tan bonitas, llenas de cariño. Me decía que tenía una voz angelical y yo me quedaba como absorta, completamente emocionada y llena de devoción porque estaba ante un hombre de una tremenda humanidad. Es el Papa globalizado, como ahora se dice.
Montserrat CABALLÉ
✕
Accede a tu cuenta para comentar