Cataluña

«España no es como reflejan los medios extranjeros»

Destacan la lucha de los españoles por superar la crisis y aseguran que estamos lejos de los tópicos

La Razón
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MADRID- Nazanin Sullivan parece un personaje de Woody Allen en la España de hoy. Hace seis años fue a Cataluña, gracias a un programa de intercambio para aprender catalán, que era el idioma que le gustaba. Vivía en Texas y tenía esa curiosidad. Pero una vez en Cataluña, lo que de verdad le enamoró fueron las clases de historia que recibió en la Universidad Pompeu Fabra. Las clases de Historia de España. Ahora ha vuelto. Es una estudiante de postgrado que gracias a la beca Fulbright (que desde 1958 ha becado a estadounidenses en España para investigación o profesores), está haciendo su tesis sobre la historia de España de los siglos XVI y XVII. Nazanin, de 27 años, vive en Malasaña, un barrio céntrico de Madrid, donde hay muchos bares, conoce gente y se va por las mañanas a la Biblioteca Nacional o a la Universidad Autónoma. Está descubriendo la España actual, donde, dice, el ambiente es más distendido que en su país, más relajado. Un país donde se vive bien, un país lejano a los tópicos que se venden en Estados Unidos. Como pasaba en el siglo XVI. En Europa se acostumbraba a quemar brujas, y resulta que en la España negra, la tópica, la realidad es que se era mucho menos salvaje, mucho más racional, cuenta Nazanin. Los estadounidenses que vienen a España chocan con que es distinta de la paella, los toros y Penélope Cruz, como dice Ken Dubin, representante del Partido Demócrata en España. Esta semana tuvo un debate en la Casa de América (que lleva toda la semana siguiendo las elecciones) junto a Ted Ruf y otros representantes republicanos. Ken iba sin corbata, informal, con zapatillas. Ted llevaba un traje, corbata y zapatos. Se llevan bien, pero en el debate, en español, se encrespaban por sus diferentes puntos de vista sobre el aborto, la inmigración y casi todos los temas. Coinciden, sin embargo, en España: «Nosotros llegamos de un país enorme, el Imperio, que se mira a sí mismo y apenas a los demás y es un choque llegar a España, donde se mira mucho fuera», cuenta Ken, que lleva aquí 15 años: «Se vive muy bien, hay mucha vida en la calle. Es verdad que sois menos emprendedores que en Estados Unidos. Pero aquí siempre hay tiempo para una conversación». Su rival Ted, lleva 11. Se casó con una madrileña y se quedó aquí: «Cuando llegas hay cosas que sorprenden, como por ejemplo que la gente se siente en un bar o en un restaurante a las 11 de la noche, para empezar a cenar. Y al día siguiente madrugan para ir a trabajar. Creo que en España se duerme una hora o hora y media menos que en el resto del mundo», dice sonriendo. Miriam Denise, que estudia en el Instituto Franklin, suspira: «Tenéis unos horarios...». A España llegan los que quieren aprender el idioma («decís que el inglés es difícil, no sabéis cómo es el español», explica Aaron, profesor), para estudiar la historia o destinados aquí para trabajar en empresas. Todos coinciden en la actitud distinta, en que la calidad de vida es mayor que en su país. Jenny es una ejecutiva en España: «Es algo que está en la cultura. No es que se trabaje menos, es que aquí se disfruta más. Aunque sí me costó acostumbrarme un poco al ritmo de trabajo, algo más lento. Pero cuando llegué me sorprendió para bien la protección al empleo que existe y también el mes de vacaciones». En Estados Unidos se vive para trabajar, aquí se trabaja para vivir. «No hay tiempo ni para cocinar», dice el profesor Aaron, de 23 años que es, además, oficial en el Ejército estadounidense. Un hombre, como casi todos los estadounidenses en España, acostumbrado a vivir con una bandera cerca, soprendido de que aquí no suceda: «Estamos orgullosos de nuestro país, aquí parece un poco tabú. Parece que aquí no están tan orgullosos». Jenny tiene en su oficina una bandera estadounidense. No entienden cómo en España luce tan poco la bandera española. «No sé por qué no hay patriotismo».

Además de la falta de banderas, observan la crisis. «La gente está luchando. España no es como reflejan los medios de comunicación en Estados Unidos», cuenta Juan Durán, que también con una beca Fulbright está estudiando en España. Tampoco es muy real. «Me encanta. Es superesperpéntica –dice Aaron perfectamente–. Un programa de música puede durar tres horas. En Estados Unidos es más formal. Vuestra tele me gusta mucho».