Cataluña
El parque biomédico de Barcelona fue evacuado dos días por una fuga de gas
La fuga de gas se originó en el interior de una campana de extracción de los laboratorios del edificio.
BARCELONA- El pasado 25 de marzo, los trabajadores del Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB) comenzaron a notar un fuerte olor a podrido. Eran las tres de la tarde, aproximadamente, y, a modo de precaución, decidieron salir a las terrazas del edificio hasta nueva orden. Tenían motivos para preocuparse, en el PRBB conviven seis laboratorios de investigación –incluido uno de epidemiología– y trabajan cerca de 1.100 personas. Por megafonía se ordenó a todos los trabajadores a evacuar el edificio a causa de una fuga de gas. Instantes más tarde, aparecieron las correspondientes dotaciones de bomberos y de Mossos d'Esquadra para controlar la situación. «Nos dijeron que no había ningún peligro con el gas, que simplemente se trataba de una fuga accidental», explica un trabajador del centro que prefiere no revelar su identidad. «Al parecer, el gas venía de algún experimento», añade. En el comunicado interno del PRBB no se explicaba qué había ocasionado la fuga de gas. Sin embargo, sí que se detallaba que el gas no tenía ninguna intención de abandonar el edificio: «El producto se ha extraído hacia el interior con normalidad, pero seguramente debido a las condiciones ambientales del viento, se ha producido una reentrada por los sistemas de climatización del edificio», rezaba el comunicado. Resulta sorprendente que la joya de la corona de la Generalitat en materia científica no esté preparada para ventilar el edificio ante eventuales escapes de gas. «Estuvimos fuera del edificio unas tres horas, hasta que los técnicos y los bomberos acabaron su trabajo», señala nuestro protagonista.En cualquier caso, el gas no era tan inofensivo como parecía. Se trata de metanotiol, un gas incoloro con un olor parecido al de la col podrida. Se utiliza como componente alimentario del pienso, pero también para la elaboración de pesticidas. Lo cierto es que es extremadamente inflamable y provoca tos, dolor de cabeza, náuseas, jadeo, dolor de garganta e incluso pérdida del conocimiento.Al día siguiente, los trabajadores, pese al incidente, regresaron al PRBB con normalidad. Pero, poco más tarde, hizo acto de presencia el mismo olor. «Esta vez no hubo evacuación oficial. De hecho, creo que no querían repetir la misma escena, así que, al menos en mi planta y en otra, decidimos salir a la terraza a la espera de que desapareciera el olor», explica este trabajador del PRBB.
El premio del AyuntamientoDespués de este episodio, el miércoles pasado, coincidiendo con el día mundial de la salud laboral, el Ayuntamiento hizo entrega de los premios Ignasi Fina de Salud Laboral 2010. El objetivo del premio es reconocer y premiar la mejor iniciativa o experiencia de actuación en la prevención de riesgos o en la mejora de las condiciones laborales desarrollada en Barcelona.Así las cosas, el galardón recayó en los cinco responsables de prevención del Parque de Investigación Biomédica de Barcelona y su proyecto «Modelos de información para integrar la prevención de un edificio compartido por diferentes instituciones de investigación biomédica: de la legislación a la mesa de laboratorio». Curiosamente, poco antes del mencionado incidente el PRBB también albergó la presentación del manual de información preventiva elaborado por el mismo equipo galardonado. «No nos sentó muy bien. Nos dio la sensación de que se estaban riendo de nosotros», explica un colaborador del PRBB.
100 millones de inversiónEl Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB) tiene una estructura muy particular en forma de herradura revestida de madera. Se inauguró el 15 de mayo de 2006 bajo el auspicio de una iniciativa conjunta de la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona y la Universidad Pompeu Fabra. El edificio costó 100 millones de euros y 5 años de obras. Actualmente, trabajan cerca de 1.100 personas de las que el 90 por ciento son investigadores o científicos. Situado junto al Hospital del Mar, tiene 55.000 metros cuadrados para albergar varios centros de investigación independientes como el Instituto Municipal de Investigación Médica, en Centro de Regulación Genómica o Centro de Investigación de Epidemilogía Ambiental. En su interior, trabajan 80 grupos de investigación agrupados en seis líneas prioritarias: medicina regenerativa, bioinformática, biología de sistemas, salud ambiental, neurofarmacología y evolución. El centro pasa por ser un proyecto internacional con vocación de convertirse en uno de los referentes de la investigación biomédica del sur de Europa.
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