Literatura

Salamanca

Torrente Ballester: la vuelta al día en ochenta mundos

Cuándo: hasta el 6 de marzo.Dónde: Biblioteca Nacional, Madrid.Precio: gratis.

El escritor en uno de sus espacios preferidos, la biblioteca de su casa de Salamanca (1996)
El escritor en uno de sus espacios preferidos, la biblioteca de su casa de Salamanca (1996)larazon

Torrente Ballester ha regresado a la Biblioteca Nacional, una casa cuya puerta cruzó tantas veces. El viernes se cumplieron diez años de su muerte y en 2010 se celebró el centenario de su nacimiento. El universo del autor de «La saga/fuga de JB» se puede ver de cerca –casi tocar y también escuchar– a través de la exposición que se le dedica en Madrid (organizada por la Sociedad Estatal de Acción Cultural, la Fundación Gonzalo Torrente Ballester y la colaboración del Instituto Cervantes), la más completa sobre el escritor, profesor, articulista, dramaturgo y guionista y que reúne lo que fue su mundo alrededor de casi dos centenares de obras, entre libros, manuscritos (corregidos a mano por el autor de «Los gozos y las sombras» utilizando las dos tintas que alternaba en sus escritos, la azul y la roja), correspondencia, dibujos, cuadros (como el que Damián Flores pintó al escritor de El Ferrol con un cigarrillo en la mano, como él siempre quiso ser llevado al lienzo) y fotografías (una de sus pasiones mayúsculas) que el escritor tomó a lo largo de diferentes etapas de su vida, imágenes poco convencionales, como recordaba su hijo Álvaro, alejadas del retrato familiar y más cerca de la escena surrealista. Era un hombre interesado por todo, al que gustaba estar acompañado de los objetos de su pequeño universo. O grande, según como se mire. Tocado siempre con sus gafas de concha, que apenas le dejaban espacio para ver su cara, Torrente Ballester tenía dos debilidades confesas y que se reflejan en esta exposición. La primera (aunque tanto monta) era su gusto por el té, por la ceremonia de taza y tetera, de ahí que se haya reunido una completa colección de piezas (de las 300 que atesoró) que ilustran su pasión por la bebida. La otra, y que más puede llamar la atención, es su interés por la tecnología y la informática. En los años noventa, Gonzalo Torrente Ballester era un hombre que tecleaba un ordenador, un armatoste que poco tiene que ver con los livianos y sofisticados modelos que inundan el mercado, pero en los que trabajó sin descanso.

Fue uno de los primeros autores de su generación en comunicarse virtualmente y el primer académico (así lo reveló su hijo) en tener una dirección de correo electrónico. Las cámaras de fotos fueron otra de sus pasiones. Las grabadoras también. Con ellas se despachaba a gusto: probaba su voz y dictaba conferencias que posteriormente impartiría. También ocupa su lugar la relación del autor con la censura. En palabras de su hijo, solía incluir en sus novelas «algunas frases o párrafos que resultaran llamativos para que los censores repararan en ellos y no vieran otras cosas», lo que sucedió en «El golpe de estado de Guadalupe Limón». El expediente 7227-72 sobre «La saga/fuga de JB» da buena cuenta de ello. La exposición hace también un guiño al mundo del cine. A él se deben los guiones de películas como «Rebeldía» (con Fernando Rey y Fernando Fernán-Gómez) o la supervisión de los textos para la serie de televisión basada en «Los gozos y las sombras», que se convirtió en una de las más vistas de la época.

Fragmento a fragmento, palmo a palmo, trocito a trocito la Biblioteca Nacional reconstruye a través de «Los mundos de Gonzalo Torrente Ballester» (exposición comisariada por Miguel Fernández-Cid y Carmen Becerra) las mil caras del mundo de uno de los autores más ricos que han dado las letras españolas.