Disturbios

Órdago final

La acampada de Sol mutó ayer a menos de un kilómetro de distancia. Los «indignados» abandonaron por unas horas la zona cero del movimiento y se trasladaron con las mismas proclamas hasta el Congreso de los Diputados donde, hasta el cierre de esta edición, centenares de personas pensaban quedarse durante toda la noche «hasta que la Policía les dejase acceder» hasta las puertas del Parlamento.

Los agentes lograron evitar que los «indignados», que muestran las llaves de casa, instalaran sus tiendas
Los agentes lograron evitar que los «indignados», que muestran las llaves de casa, instalaran sus tiendaslarazon

Sabían que, más pronto que tarde, allí sí iban a obtener una respuesta política más inmediata. Y es que, frente a la permisividad que ha mostrado la Delegación del Gobierno en Madrid con el movimiento –a pesar del malestar del Gobierno regional y los comerciantes de la zona– parece que los «indignados» tenían ayer ganas de provocar ellos mismos un desenlace a su situación. El lema con el que se bautizó el movimiento, «Tomalaplaza», cobró ayer más sentido que nunca y los activistas tomaron literalmente la Carrera de San Jerónimo, la plaza de Canalejas y calle Cedaceros y se plantaron ante la sede política más importante del país poniendo entre la espada y la pared a quienes hoy no tendrán más remedio que tomar una decisión.

Asalto al Congreso
No contentos con Sol, los «indignados» del movimiento 15-M buscaron ayer una nueva sede para gritar al aire sus protestas: el Congreso de los Diputados. Como suele ocurrirles desde hace ya unas semanas la confusión reinaba ayer entre los activistas, que no tenían muy claro si la asamblea que cada día se celebra en la Puerta del Sol se había trasladado ayer a las puertas de la Cámara Baja, si iban a acampar y pasar allí una noche o, por el contrario, cuándo debían volver al «campamento base». La concentración, programada para las siete de la tarde, no tenía la autorización de la Delegación del Gobierno según fuentes policiales, pero aún así, la Policía no recibió ninguna orden para disuadirla.

No obstante, del grupo de la UIP que estaba destinado en el Parlamento al inicio de la concentración, se pasó a cinco grupos (unos 200 agentes) dada la afluencia de «indignados» a la zona. Y es que, los 300 protestantes iniciales se convirtieron en el doble a medida de que iban pasando las horas ya que a través de las redes sociales iban dando instrucciones de cómo acceder a la zona. Los primeros llegaron por la Carrera de San Jerónimo con intención de llegar a las puertas del Congreso pero se dieron de bruces con el cordón policial que no les dejó avanzar más allá de la calle Cedareros, a la altura de la sede de los grupos parlamentarios.

Aunque, en teoría, la protesta era por la reforma de la negociación colectiva, los cánticos fueron de todo tipo y se pudo escuchar frases como «eso, eso, eso, acampada en el Congreso». «que no, que no, que no nos representan» o «lo llaman democracia y no lo es, es una dictadura, eso es». Pero sin duda, la más repetida fue: «O pasamos o acampamos». De hecho, sobre las nueve de la noche se vivieron ciertos momentos de tensión entre los indignados y los agentes. Una tienda de campaña que fueron pasando de mano en mano terminó rebasando a un agente y fue entonces cuando hubo un amago de enfrentamiento que finalmente no llegó a nada pero que provocó la llegada de más efectivos policiales. Al cierre de esta edición, no se habían producido más altercados.

«Rubalcaba esto no se acaba»
Si el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, creía que a los «indignados» les quedaban dos días en Sol, ayer el desafío del movimiento 15-M dio un paso inesperado. La concentración frente al Congreso a la que en un principio no se dio importancia acabó por convertirse en una nueva sede del movimiento, al menos por una noche, y algunos «indignados» aseguraron que se quedarían allí «hasta que les dejaran pasar» más allá del cordón policial, que cercaba el Parlamento. A medida que avanzaba la noche, las proclamas iban contra el vicepresidente: «Rubalcaba esto no se acaba», gritaban. Además, la provocación contra los agentes de su ministerio era más que evidente. Lejos del respeto el movimiento había mostrado ante la Policía desplegada en Sol desde el pasado 16 de mayo, muchos tomaron ayer una actitud más provocativa, silbando en los cambios de turno de los agentes y haciendo alusión a sus movimientos. «Sin el casco estais más guapos» y «menos furgones policiales», gritaban.