Dinamarca
Hungría salva a Europa
Sólo la película «Just the Wind» destacó ayer de la sección oficial
La Berlinale entra en su recta final, y cuesta abajo. De las tres películas a concurso de la jornada de ayer, sólo la húngara «Just the Wind» lograba justificar su inclusión en la sección oficial. La película se inspira en la creciente oleada de crímenes contra la comunidad rumana en Hungría entre 2008 y 2009. El cineasta Bence Fliegauf cuenta la historia de una de esas familias durante una jornada entera. Sigue las actividades cotidianas de sus miembros sembrando la amenaza en cada uno de sus gestos, como si en verdad la muerte los estuviera acorralando. «Just the Wind» es un filme sucio, sórdido, como rodado en el fondo de un vertedero humano. La escalada de tensión dramática del relato está bien graduada porque, aunque anticipamos el final, nunca sabemos de qué esquina del plano saltarán los verdugos sobre sus víctimas.
Miniserie de prestigio
«A Royal Affair» parece una condensación de una miniserie de prestigio. Su intención es revestir de ropajes románticos un episodio de la historia danesa y recuperarlo para todos aquellos europeos que crean que en Dinamarca no ha ocurrido nada digno de mención antes de la invención del Dogma. El director Nikolaj Arcel nos explica las andanzas de un trepa en la corte del rey Christian VII, que, con la excusa de introducir los avances de la Ilustración en el país, aprovecha para convertirse en el amante de la reina y tomar las riendas de Dinamarca. Arcel confunde el aliento épico de las películas de época del cine clásico con un academicismo al borde del ridículo.
Ridícula también es la alemana «Mercy». El punto de partida es potente: un matrimonio en crisis, que acaba de mudarse por trabajo al polo norte, pone a prueba su relación cuando la mujer atropella a una chica por accidente. A partir de entonces, Mathias Glassner utiliza el oscuro invierno ártico como metáfora de los infiernos de la culpa, aunque cada paso que dan sus personajes parece desafiar la lógica del sentido común. No hay nada mejor para unir a una pareja, nos dice Glassner, que matar a un inocente y ocultarlo.
Pro-saharaui Bardem
Cuando Álvaro Longoria y Javier Bardem viajaron en 2008 al Festival de Cine del Sahara, se toparon con un problema humanitario: la causa saharaui, esa gran desconocida. ¿Cuánta gente sabe cuáles son sus verdaderos orígenes? El documental «Hijos de las nubes» pretende responder a esa pregunta con espíritu didáctico apuntando a los culpables –la indiferencia de España y Francia, la inoperancia del Consejo de Seguridad, la testarudez colonialista de Marruecos– mientras una galería de expertos desgranan la complejidad de la situación de encierro e injusticia en la que viven los saharauis, más actual que nunca gracias a las revoluciones de la Primavera Árabe.
✕
Accede a tu cuenta para comentar