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El crédito

La Razón
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Victorias como la de Juanjo Cobo en el Angliru devuelven al ciclismo el crédito perdido en los laboratorios. El liderazgo de un bravo español recupera para la Vuelta la emoción que estaba a punto de perder por el mando en la general de ciclistas extranjeros. Las grandes rondas cobran toda su épica en las montañas. El honor está en las cimas, de ahí que todas tengan su orla con quienes las cruzaron primero.
Cobo es cántabro como Vicente Trueba, «La Pulga de Torrelavega», mítico por sus hazañas en las grandes montañas. Trueba distinguía entre escalador y «grimpeur». Él se sentía de la segunda especie porque era capaz de esprintar hacia arriba. En las grandes citas montañosas hay quienes se plantean la escalada a un ritmo y quienes la atacan a tirones. Son los que se sientan en el sillín y siguen en tal postura hasta el final y se levantan para dejar de rueda a los compañeros de viaje. El Angliru es nuestro Tourmalet, nuestro Alpe d'Huez. Llegar el primero a la cima y enfundarse el jersey de líder, como hizo Cobo, es dejar para la posteridad un relato con historia. A la Vuelta le faltaba la tarde de gloria. Cuantos estuvimos frente al televisor pedaleamos con Cobo. Hubo solidaridad nacional con él. El Angliru no ha resuelto la Vuelta, pero le ha dado un cambio importante y desde su cima comienza a ser posible el triunfo final de un español. Cobo hizo la gesta, y merece ganar para que lo festejemos.