Bruselas
A Bruselas
De todos los mensajes que en los últimos días lanzan desde el Partido Popular, el más relevante en estos momentos es el que se refiere a nuestro papel en la Unión Europea. España tiene que hacer sus deberes, y todo indica que los hará, pero estamos en la indeseable situación en la que esto no es suficiente. La magnitud de la crisis supera el ámbito español, y hoy más que nunca, nuestros intereses están en juego en una Unión Europea secuestrada por Alemania y gestionada por un grupo de burócratas incompetentes. A España como a otros países de la periferia, se le puede pedir que se apriete el cinturón. Es de ley, restablecer el equilibrio entre ingresos y gastos no sólo es un elemento imprescindible para sentar las bases del futuro crecimiento económico, sino que es un imperativo moral. Lo que en cambio no es razonable pedirnos es que lo hagamos mientras nos consumen los intereses de la deuda, pues de lo contrario el ajuste no acabará nunca. Necesitamos financiación barata y no pedimos nada extraordinario. En los dos últimos años tanto la Reserva Federal como el Banco de Inglaterra así lo han hecho posible para sus respectivos tesoros, comprando más del 20% de toda la deuda emitida durante el periodo, lo que compara con el 2,5% comprado por el BCE. Naturalmente que una monetización de la deuda tiene sus consecuencias negativas, pero hemos llegado a una situación en la que ya no quedan salidas deseables. Como decía la semana pasada, Alemania lo quiere todo, preservar su generación de ahorro interno sin comprometer ni su estabilidad fiscal ni monetaria, y no debemos subestimar su determinación. Para conseguir sus objetivos han sido capaces de derrocar gobiernos y de momento no dan señales de ceder. Hay que exigir su lealtad a cambio de la nuestra, y tienen que saber que el precio a pagar de no alcanzar un compromiso es el de la ruptura del euro, escenario en donde sin duda son ellos los que más tienen que perder.
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