París

«Shame» acaricia al fiero León

En 1993, el británico Steve McQueen rompió moldes con «Bear», una pieza en la que dos hombres desnudos –uno de ellos el propio videoartista– luchaban sin razón aparente. En «Hunger» retrató la degradación física del preso político del IRA Bobby Sands durante las últimas seis semanas de su huelga de hambre en la cárcel de Maze.

Con una sonrisa, Steve McQueen presentó su nuevo y soberbio trabajo en La Mostra
Con una sonrisa, Steve McQueen presentó su nuevo y soberbio trabajo en La Mostralarazon

En la magnífica «Shame», que se coloca como favorita para ganar el León de Oro, explora la vida cotidiana de un ejecutivo adicto al sexo. No cuesta adivinar hasta qué punto el cuerpo, la violencia del cuerpo, se convierte en el eje vertebrador de la obra de McQueen.

Brandon (excepcional Michael Fassbender) es hermano gemelo del Paul (Marlon Brando) de «El último tango en París» o de la Teresa (Diane Keaton) de «Buscando al señor Goodbar». El cuerpo es el canal para liberar su desesperación, el sexo es su pulsión de muerte. McQueen no muestra ningún interés en el porno, no se regodea en los actos sexuales, prefiere subrayar su dimensión obsesiva, repetitiva, mecánica. El rigor en la puesta en escena es tal que bastan tres planos para definir la complejidad de la relación entre Brandon y Sissy (Carey Mulligan), su hermana, cuya invasiva presencia acelerará el descenso a los infiernos del protagonista.
McQueen evita buscar motivos para la conducta sexual de Brandon y para el caos emocional de Sissy. Aunque la sombra del abuso o del incesto los sobrevuela, se contenta con que vivamos con intensidad un comportamiento, un gesto violentado del cuerpo que, en el mejor de los casos, cristaliza en una lágrima disimulada en el momento más conmovedor del filme.

Películas políticas
McQueen se ha relajado. «Hunger» era brillante y formalista como una instalación artística. «Shame» se ha desprendido de esa rigidez, es más libre. Ambas, admitía ayer el videoartista, son películas políticas: «"Hunger"habla de la política en la Irlanda del Norte de los ochenta y "Shame"de la política a día de hoy, de cómo ha evolucionado sexualmente el ser humano, con internet y las nuevas tecnologías". ¿Hay algo más político que la soledad y el sentimiento de culpa, parece preguntarse el filme? McQueen no juzga a su personaje, sino que le brinda el marco adecuado para que se juzgue a sí mismo. En fin, para que sienta que la vergüenza del título es el único síntoma de que está vivo.

La sección oficial se completó con «Terraferma», en la que el italiano Emanuele Crialese examina la persecución de los inmigrantes en Italia a partir de la voz del pueblo, la de los pescadores de la isla donde diez años atrás rodó «Respiro». Hay algo muy auténtico, pero también muy ingenuo, en las peripecias de estos isleños, que han sustituido la pesca por el turismo como «modus vivendi» y que se encuentran en la encrucijada de no poder ayudar a los árabes y africanos que llegan en pateras a la costa. Es como «La terra trema» de Visconti, pero con mensaje: neorrealismo pasado por agua, para todos los públicos.

El experimento de Nicholas Ray
Todos los estudiantes de las modernas escuelas de cine deberían ver «We Can't Go Home Again», la última película de Nicholas Ray, restaurada para su reestreno en la 68 edición de la Mostra de Venecia el año en que se celebra el centenario de su nacimiento. Con sus alumnos del Harpur College rotando cada dos semanas en el equipo de rodaje, y con la intención de documentar «la historia, el progreso, los hábitos y la moral de la vida cotidiana», Ray realizó con este su primer filme experimental, en el que, mezclando formatos (super 8, 16 mm y 35 mm), reproduciéndolos en multipantalla y alterando las imágenes a través del videosintetizador de Nam June Paik, quería interrogarse sobre su quebrada identidad como cineasta, sobre la herencia que legaba a sus estudiantes, y sobre los cambios de una realidad que se precipitaba hacia el futuro. Vista casi treinta años de su pase en Cannes es, en realidad, una pieza de futuro que aún no ha encontrado su lugar en el mundo.