Irak
Para todos por Iñaki Zaragüeta
Ni una a derechas. Ni la ordenación territorial, ni la economía, ni el terrorismo, ni el agua. La herencia de Rodríguez Zapatero es desoladora. La derogación del trasvase del Ebro fue la segunda decisión en cuanto accedió al poder, allá por 2004. La primera, la retirada de las tropas españolas de Irak. El resultado es que no hay el agua prevista, se han gastado 440 millones de euros en aquel invento de las desaladoras y todo sigue igual.
El presidente del Gobierno se echó en brazos de aquella ínclita ministra, Cristina Narbona, y castigó a nuestra Comunitat, desoyendo las voces que clamaban contra esas instalaciones por ser perjudiciales para el medio ambiente (afectan a la posidonia), por el gran consumo energético y, en consecuencia, por lo cara que resultará el agua.
Ahora, el líquido elemento vuelve a ponerse de actualidad. Los dos partidos principales, PSOE y PP, se acusan mutuamente de no preocuparse por la política hídrica. El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, ha reiterado la prioridad del trasvase para la Comunitat y Alarte señala que Rajoy no lo ha incluido en el programa electoral del PP. Veremos quién acierta.
Mi amigo Rogelio dice que la economía juega en contra de la realización de tan enorme infraestructura. Así es la vida.
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