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El peque se va de marcha

La Razón
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En un mundo donde el amor escasea, la frustración campa a sus anchas. Muchos han perdido el norte vital, la fe y las ganas de luchar por un mundo mejor. Consecuentemente, nada como empinar la botella para silenciar el dolor emocional y acallar la voz del alma. Adultos frustrados creando hogares rotos, donde las drogas y el alcohol son la única fuente de «calor y consuelo». Lamentablemente, muchos niños y jóvenes actuales viven en hogares donde sólo hay desesperanza, desamor y negrura, pues sus padres le pegaron una patada a los valores espirituales y humanos. Estos hijos del desamor no tienen a quien acudir cuando la vida se vuelve tormentosa. Algunos adultos están tan ocupados en malvivir sus vidas que no tienen tiempo ni ganas para darse cuenta de que su hijo/a se droga sin salir de casa (usan sales de baño, ambientado). Deberían ocuparse de sus hijos, amarlos, acompañarlos en sus procesos vitales, guiarlos, enseñarles el valor de la vida. A este paso, en vez de irse de marcha los adultos, serán los peques los que se vayan, dejando a sus padres en casa haciendo los deberes que tendrían que haber hecho antes de convertirse en padres.
Éste es el legado de «sanZPdelasruinas»: una sociedad desestructurada, sin valores, con el alma rota, que alimenta la mente de niños y jóvenes con «sexo, drogas y paro». Menos legislar y más cuidar a los hijos. Les falta lo principal, ya lo dijo John Lennon: «All you need is love» (Sólo necesitas amor).