Sevilla
Dragar el Guadalquivir
Una comisión científica andaluza –lo que en sí mismo es un disparate y un oxímoron– acaba de dictaminar que no se puede dragar el Guadalquivir «por repercutir negativamente en la dinámica, morfología y biodiversidad del estuario y por lo tanto de Doñana». Traducido a un lenguaje menos cursi, la cosa significa que por ellos le pueden ir dando a que el río se convierta en una mayor fuente de ingresos porque con las adelfas y los linces tenemos el futuro resuelto; que la industria de los patos, dónde va a parar, se impone con peso a la ordinariez ésa de tener que buscar alternativas económicas a la deteriorada situación del sur de España. Donde esté un buen lince o una sabina, ¿cómo se va a poner un padre de familia buscando un puesto de trabajo o un barco cargado de plátanos que haya que descargar en Sevilla? ¿cómo vamos a querer los sevillanos un puerto más próspero y con más empleo con lo bonito que es el río? La historia es la misma de los señoritos antiguos que querían espléndidas dehesas en Andalucía atendidas por analfabetos para venir a cazar, pero más fluvial y más verde. Es la nueva dictadura de los ecologistas y de las comisiones científicas, con la de cosas en las que se podrían ocupar y de las que hasta la fecha no se han ocupado y que ahora vienen a ponerse flamencos con las pollas de agua y con la remota posibilidad de que alguna vez en Andalucía se haga algo en condiciones.
Claro que esto pasa por hacer tantas comisiones y tantas leches. La semana pasada en Almonte el coche de una mujer se quedó colgando en el socavón de una calle y el Ayuntamiento decidió crear una comisión de urgencia para que hiciera un estudio. ¿Qué narices creen que va decir el estudio o que falta hace ninguno para saber que alguien hizo la calle con plastilina? Y ayer mismo, otra mesa provincial de la Junta y los Ayuntamientos se reunió para discutir un plan contra las inundaciones y lo que decidió fue crear otras tres mesas de trabajo, como si no fuera suficiente en la que ya estaban sentados. Lo que dice ahora ésta del Guadalquivir es que habría que hacer otro estudio para confirmar otra vez lo que ellos ya han dicho. Y yo lo que en realidad encargaba era un estudio pero para que estos fulanos nos explicaran cómo pagamos con patos la factura de Endesa y si creen que con un millón de parados tenemos en Doñana suficientes árboles para colgarnos de alguno.
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