Pepiño el más chic

Desde que Pepiño Blanco y su amigo Dorribo han puesto de moda las gasolineras para tratar asuntos oficiales, las cafeterías, los restaurantes y los hoteles han perdido protagonismo. Me consta que hasta las editoriales, para presentar sus libros, están haciendo estudios de mercado para ver cuál es el dispensador de combustible más chic con suficiente espacio para acoger al menos a un centenar de coches. Rubalcaba le ha pedido a la señora Valenciano –su directora de campaña– que se ocupe de elegir sitio para la presentación de listas. Ha consultado al más famoso y reconocido de los expertos, Pepiño, quien le ha dejado claro que el evento tiene que celebrarse en una gasolinera y, a ser posible, que esté situada en la carretera de La Coruña.
Los dueños de los surtidores, que andan revolucionados, están pensando en cambiar el uniforme a sus empleados, contratar azafatas e instalar algún tipo de refrigerio mientras estás en el túnel de lavado. Conscientes del negocio que se les avecina, han solicitado la modificación de las licencias para disponer de más suelo. Hasta han pensado que las palabras «discreción a tu alcance» deben ser el leitmotiv en su nueva andadura. Mientras, los restaurantes, las cafeterías y los hoteles están que trinan. Como no quieren dejar de ser el referente como centros de reuniones, han pedido a las principales petroleras surtidores en sus locales. ¡Menos mal que las modas, al igual que Pepiño, son pasajeras!