Educación

Niños de todos

La Razón
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Seguimos dándole vueltas a cómo solucionar eso de la Educación; al fracaso escolar, al consumo de drogas en adolescentes, a la delincuencia y exclusión social que conlleva este proceso en nuestros jóvenes. Los ministros europeos de la cosa se han reunido para atacar el problema y han escrito un decálogo lleno de buenas intenciones. Tienen razón, hay que expandir el acceso a una enseñanza preescolar de alta calidad, hay que motivar más para el aprendizaje, hay que favorecer a los niños procedentes de ambientes difíciles o con necesidades especiales… Pero la educación es mucho más. Porque los niños no se educan sólo en casa y en la escuela. Ellos viven en el mundo, que integran a través de la televisión, de internet, de la calle… Está en manos de todos el que nuestras criaturas puedan ser adultos fructíferos y pacíficos. Es cosa de la ley, por ejemplo, el que los menores tengan obligaciones. Después de la de 1996 en esta materia, se establecen un sinfín de derechos a los hijos y se dejan de lado los de sus progenitores. Según esa ley los padres podrán corregir «moderadamente» a los hijos ante malos comportamientos. Pero, cómo, si cuando vas a hacerlo ellos levantan su dedito y te amenazan con denunciarte. Cómo, si no les puedes dar un pescozón. Los padres y profesores conscientes nos sentimos desamparados ante una sociedad autista que no aprecia a los niños como algo de todos. Y lo son. En materia de menores todos somos responsables. Y debemos implicarnos con el ejemplo. Es fundamental que ellos vean que viven en un lugar de gente amable, generosa, comprometida… El comportamiento de la tribu es el modelo más poderoso de nuestros niños.