Economía

Miguel Ortí hostelero: «Hay que crear ciclos de formación de camarero»

Está al frente del local Sherlock Holmes, un bar céntrico ubicado frente al Palau de la Generalitat Valenciana, en pleno centro de la ciudad de Valencia. También coordina otros dos locales más y, en total, da empleo a once personas.

El presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, junto al camarero y empresario Miguel Ortí
El presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, junto al camarero y empresario Miguel Ortílarazon

 A pesar de la privilegiada ubicación del mismo, afirma que la crisis se ha notado mucho. Aunque el bar esté lleno el consumo es menor y mucha gente trae el bocadillo de casa. El turismo tampoco gasta demasiado, afirma que llega mucho «low cost» con paquetes cerrados. En cualquier caso, considera que, para el sector, el turismo no es la solución. «Lo único que nos sacará de esta crisis es reactivar la demanda interna». Sus propuestas para mejorar esta preocupante situación son claras. Considera que es imprescindible crear ciclos formativos de camareros para mejorar la calidad del servicio y darle mayor prestigio a la profesión: «Ser camarero es tan digno como ser ministro», asegura. Si se pusiesen en marcha estos cursos, sería posible tener camareros de formación en prácticas, con lo que también ayudaría al empresario en estos momentos de dificultad.

Como autónomo, pide un régimen específico para que estén más protegidos y reclama mayor reconocimiento para su colectivo porque «invertimos nuestro dinero para crear empleo».
Sobre la prohibición de fumar en los bares no tiene tantos peros como otros compañeros de sector. Cree que es positivo que se proteja a los no fumadores del humo, aunque advierte de que el tabaco se ha sacado a la calle, circunstancia que ha provocado un aumento de las quejas de los vecinos, y por tanto, se corre el peligro de que se limite el ocio nocturno en determinadas zonas.

A los políticos les pide que le devuelvan la ilusión, que gobierne alguien «decente» que deje de malgastar los recursos públicos. «Nunca debieron permitirse gastos superfluos».