Cataluña
Personas o ideas por Josep Maria Rañé
Si alguien tenía dudas, las elecciones del pasado 20-N las han despejado. Dentro de la familia socialista catalana, y también de la española, se impone un cambio. El dilema se reduce a si el cambio debe ser de personas, de ideas o de ambas cosas.
Es evidente que en Catalunya, y en España, el primer y más importante factor de desgaste ha sido la gestión de la crisis que han llevado a cabo el último año. El conjunto de la sociedad, y no sólo los votantes socialistas, han demandado que el Gobierno les protegiera de los efectos de la crisis y de las exigencias que los poderes económicos. Pero las medidas adoptadas, a pesar de los esfuerzos que han requerido, no han conseguido el efecto buscado y el paro ha seguido creciendo. De ahí el castigo electoral.
Hoy lo prioritario para el PSC –como hicieron CiU Y PP en su particular travesía del desierto– es cohesionar a su núcleo electoral más estable poniendo al día lo fundamental de su ideario, el socialismo federal, y elegir una dirección acorde con esos planteamientos. Sin esos mimbres no podrá recuperar de nuevo el alto nivel de ascendencia social del que ha gozado.
Un debate centrado en las personas, aunque más mediático, es un error. La gente lo vivirá como un signo de división. Esa dimensión sólo es válida en tanto que exprese la personificación de los matices y variaciones que viven y convivirán en esa familia ideológica.
Por ello, el debate sobre las ideas debe condicionar al de las personas, y no al revés, para que pueda ser percibido como un esperanzador inicio de la recomposición del PSC como la alternativa política y social que muchos de sus votantes y exvotantes esperan.
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