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«La imagen de los judíos en España sigue distorsionada»

El presidente de la Federación Española de Comunidades Judías, Isaac Querub, se sirvió ayer de la tribuna de «La Razón de...» para pronunciar un esclarecedor discurso sobre las luces y las sombras de la historia de esta comunidad en nuestro país. Querub denunció un nuevo «antisemitismo, más sofisticado y venenoso, que quiere demonizar el Estado de Israel» 

Isaac Querub, durante su intervención en La Razón
Isaac Querub, durante su intervención en La Razónlarazon

Querub, judío sefardí nacido en Tánger, abrió su intervención agradeciendo al presidente de LA RAZÓN, Mauricio Casals, su «invitación y la oportunidad que brindas a los judíos de expresarse públicamente y en libertad».

El presidente de la FCJE tuvo también un recuerdo agradecido para Su Majestad el Rey: «En su histórica visita a la sinagoga de Madrid el 31 de marzo de 1992 para conmemorar el 5º centenario de la expulsión de los judíos de España, Don Juan Carlos dijo: "Sefarad no es ya una nostalgia, sino un hogar en el que no debe decirse que los judíos se sienten como en su propia casa, porque los hispano-judíos están en su propia casa… Lo que importa no es la contabilidad de nuestros errores o aciertos, sino la voluntad de proyectar y analizar el pasado en función de nuestro futuro''».

Aunque Querub reconoció que «los judíos estamos en casa, perfectamente integrados en el seno de la sociedad española junto al resto de religiones y ciudadanos, compartiendo las mismas inquietudes y sufriendo ahora los efectos de la crisis», en el presente aún son muchos los sinsabores para esta comunidad que no alcanza «las cien mil almas».

El muro de los prejuicios y la ignorancia sirve de obstáculo, aún hoy, para una convivencia que esté a la altura de tantos años de historia: «De acuerdo con las últimas encuestas, un porcentaje importante de los estudiantes españoles no querría tener como compañero a un judío. La imagen de los judíos sigue siendo, pues, distorsionada. Esta leyenda negra tiene sus raíces en la profunda oscuridad de la historia en Europa y en España».

«Ni Moisés, ni Jesucristo, ni Marx, ni Freud, ni Einstein –que contribuyeron al progreso de la civilización humana con planteamientos universalistas– han podido evitar la expansión del antisemitismo», continuó Querub antes de añadir que, «al igual que sólo se tiran piedras a los árboles que dan frutos, la inteligencia suele ser objetivo prioritario del fanatismo, de la tiranía y de la barbarie».

El presidente de la FCJE incidió en la aparición de un «antisemitismo de nuevo cuño, más sofisticado y venenoso, que pretende separar al pueblo judío de Israel, negar el Holocausto, deslegitimar y demonizar al Estado de Israel». Lanzó una pregunta abierta a la audiencia que abarrotaba el salón de actos de LA RAZÓN: «¿Alguien cree todavía que alguno de estos dirigentes se interesó de veras por el bienestar de su pueblo o del pueblo palestino?». Y citó a Nasser, El Assad, Arafat y Gadafi, hoy sustituidos por nuevas caras con idéntica ideología (Ahmadineyad, Hamas y Hizbulá) «que pregonan abiertamente y sin pudor la de- saparición del Estado de Israel».
Órdago palestino

El discurso del orador fue acercándose a cada palabra a la actualidad informativa, que esta semana se lidia en la ONU. «Estos días asistimos a un nuevo órdago de la Autoridad Palestina rompiendo todos sus compromisos de negociación bilateral con Israel para alcanzar acuerdos concretos que hagan posible una paz con contenido y duradera», explicó antes de denunciar a los socios de la Autoridad Palestina, «el grupo terrorista de Hamas». «Por otra parte –continuó– vemos cómo el primer ministro de Turquía monta toda una estrategia propagandística contra Israel para alzarse con el liderazgo del mundo islámico».

Por si hubiera alguna duda, quiso expresar a las claras el apoyo al movimiento popular que trata de democratizar el mundo árabe: «Apoyamos todos la Primavera Árabe y hemos de colaborar activamente y con inteligencia para que esas ansias de libertad y democracia den lugar a un Verano Árabe y que no se retroceda al peor de los inviernos».
Hechos «falsificados»

La idea de España como un escenario en ocasiones hostil para esta pequeña comunidad fue surgiendo en la retórica de Querub, que justificó su pesar con ejemplos y argumentación: «Se desconoce la historia, se falsifican los hechos y la imagen de Israel en España es la de un lugar lejano donde los judíos mantienen un conflicto permanente subyugando o matando a palestinos pobres e indefensos y, sobre todo, a niños».

La «desinformación» sobre Israel, que este licenciado en Derecho y Empresariales calificó de «la única democracia auténtica en Oriente Medio con ansias de paz», lleva a la promoción de «campañas antijudías y antiisraelíes exigiendo el boicot a universidades, centros de investigación, empresas o productos israelíes». «¿Por qué se mantiene un silencio cómplice por parte de los medios cuando se cuestiona una y otra vez la legitimidad de Israel y la capitalidad de Jerusalén?», se lamentó.

Consciente de estar «en casa de periodistas libres y en territorio amigo», Isaac Querub no dejó pasar la oportunidad de hacer un llamamiento al rigor profesional y esfuerzo intelectual para «evitar el doble rasero, la demonización de Israel y el agravio comparativo». Una frase certera resumió el sentir ante lo que considera un mal trato mediático: «Podemos tolerar el error pero no la mentira».

En este sentido, quiso agradecer «la labor de FAES, auténtico ‘‘think tank'' del PP, y, la de su presidente, don José María Aznar, por el esfuerzo titánico y valiente a favor de la verdad, de la negociación bilateral entre palestinos e israelíes y de la dignidad de Israel».

Asimismo, trató de imprimir un aire optimista a su disertación e invitó «a todos los ciudadanos a conocernos mejor y a visitar nuestras comunidades» para que puedan formarse una opinión, «la que sea», pero «propia». La unión entre la «gente de buena fe del mundo entero» puede, y debe, «resistir los envites del islamismo radical, del terrorismo del signo que sea o de la crisis». Pero siempre –matizó– defendiendo «los valores de la civilización occidental».