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Almudena de Arteaga un Premio Azorín «caprichoso»

Almudena de Arteaga un Premio Azorín «caprichoso»
Almudena de Arteaga un Premio Azorín «caprichoso»larazon

Madrid- Es la figura de Goya como pretexto para aproximarse a tres mujeres. Cayetana de Alba, que representa la belleza y la seducción; la duquesa de Osuna, que encarna la inteligencia, y la duquesa de Chinchón, que es el prototipo de la ingenuidad y la dulzura. Almudena de Arteaga, que ganó ayer la trigésima sexta edición del Premio Azorín de Novela, dotado con 68.000 euros, se aproxima a estas figuras finiseculares del siglo XVIII en «Capricho», una novela impregnada de la mirada del pintor, que reconstruye el retrato de todas ellas. El artista poseía el talento de la psicología para captar el alma de sus modelos (y ellas lo fueron). Tenía la capacidad de vislumbrar los rasgos que no aparecen a simple vista. «Goya se acerca a estas tres musas sin medir las consecuencias. Son los atributos que él admira, justo en los años que van del final del siglo XVIII y los primeros del XIX», comentó la autora.

Intrigas políticas
A través de un personaje de ficción, Michelle, una exiliada de la Revolución Francesa que se asienta en España, la autora sumerge al lector en las entrañas de una época. Y lo hace, salvo esta excepción, a través de personajes reales. No importa lo que sean. El oficio que desempeñen. Relojeros, pasteleros, manoletinas, toreros o mesoneros. Todos existieron y sus nombres son reales. «La obra abarca desde 1797 hasta 1817. Es un paseo por la sociedad. Tiene un fondo pictórico, es cierto, pero también uno muy político, como la intriga que desencadena Godoy por conseguir la "Maja desnuda", de Goya, una obra alrededor de la cual girarán una serie de asesinatos y robos», explica Almudena de Arteaga.

Fueron las décadas en las que España despertó a la realidad de una Europa que se abría paso hacia el futuro en medio de una guerra y una invasión, la francesa, que acabó con la complacencia en la que dormían apaciblemente las clases sociales más ricas de nuestro país. Unos estamentos que permanecían adormilados en el conformismo que dan las comodidades; aletargadas por la ralentización que suelen proporcionar los divertimentos y la desidia que acompaña el ocio. «Y estuvieron a punto de perderlo todo cuando entraron las tropas napoleónicas en España», asegura la novelista. Pero, de fondo, siempre, estará Goya, y los caprichos de esta aristocracia de palacios y fiestas. «Ahí aparece, por ejemplo, el Jardín de los Caprichos, que es una representación de los caprichos de las mujeres», desvela la la escritora.

 

Bicentenario de una constitución
Son los personajes, pero con su contexto. Almudena de Arteaga se acerca a las tres figuras femeninas que protagonizan esta novelan no sólo a través de las obras del pintor de Fuendetodos, sino, también, a través del drama que estas mujeres afrontaron. «Este año se celebra el bicentenario de la Constitución de Cádiz, y la "Pepa"aparece en esta obra. Todas ellas se refugiaron en Cádiz por la guerra. De hecho, desde allí intentarán rehacer después sus vidas».