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Genérico o de marca el paciente elige

La Prescripción por Principio Activo (PPA), hace posible que los enfermos sean más participativos a la hora de elegir medicamento a partir de las pautas marcadas por el médico 

La Razón
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Un error común, tras la entrada en vigor del Decreto Ley 9/2011, es que los médicos cambiarán la receta de toda la vida de sus pacientes por fármacos genéricos. Y no es así. Lo que los médicos quedan obligados a realizar es una prescripción por principio activo (PPA), esto significa que puede ser tanto un genérico como uno de marca; lo que determinará la elección entre uno u otro será el precio. Es decir, el que cueste menos será el que llegue a las manos del paciente.

Sin embargo, esta normativa tiene sus excepciones, como toda regla, y además ofrece un papel más activo al paciente. «Hay que ver en qué situaciones se receta según qué medicamento. El médico puede justificar la prescripción de uno de marca, pese a que su valor sea mayor, si valora que el cumplimiento terapéutico está en peligro», apunta Fernando Abellán, asesor jurídico de Derecho Farmacéutico de la Fundación Salud 2000. En estos casos, el profesional sólo tiene que detallar el porqué, «sin necesidad de un visado de inspección, aunque sí ha de justificarlo», añade Abellán.

Dentro de las prerrogativas de la Ley se contempla el peligro que puede suponer la alteración de la medicación en los enfermos mentales. Cabe imaginar cómo puede afectar un cambio de color en una pastilla o la alteración en la forma de tomarlo, incluso en el horario, sutiles modificaciones que pueden llevar a un esquizofrénico, por ejemplo, a abandonar la pauta terapéutica, con todo lo que ello implica.

Además, ante un enfermo crónico de edad avanzada, el médico también puede justificar la receta de un fármaco u otro, si la necesidad terapéutica así lo requiere. «Esto es, si el cambio significa una alteración de los componentes añadidos o procesos de liberación específico, y hay que mantener el mismo fármaco pese a tener un precio superior», como argumenta Abellán. Así, concluye también un Informe de la Fundación Salud 2000, titulado «Situación regulatoria de la prescripción por principio activo».

Éste recoge que se abre una nueva situación a un paciente más activo. Ya que con la PPA en la mano y con medicamentos de marca al mismo precio que los genéricos, el paciente puede elegir el que más le guste. Una autonomía de la que antes carecía y que puede apoyarse en la dispensación en la botica.

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Para poder hacer efectiva esta «libertad», el paciente ha de tener la información necesaria y la «formación terapéutica. No sólo el médico debe informar sobre consentimientos y patologías sino sobre cómo tratarlas y los medios, en este caso los fármacos, que pueden o deben emplear en cada caso», subraya Abellán.

De este modo, pese a que un médico recete una molécula por PPA, uno puede llegar a la botica y preguntar al farmacéutico si el suyo de siempre tiene el mismo precio que el genérico y mantener de este modo «las costumbres». De no ser así, y si hay diferencias que pudieran justificar el rechazo del genérico, deberá tratarse con el médico.

Porque en la actualidad, pese a la creencia general de que sólo hay precios bajos en los genéricos, las marcas comerciales también han hecho un esfuerzo por alinear sus precios y ponerse al mismo nivel. «Con el fin de ofrecer a los pacientes su medicación de siempre, las empresas innovadoras, responsables de las marcas, han conseguido equiparar los precios y han dejado en mano de los pacientes la elección de sus fármacos, que pasan importantes procesos de análisis y estudio de seguridad y eficacia para conseguir su objetivo», explica Abellán.

Si bien el Real Decreto 9/2012 parece que favorece sólo a una de las partes –genéricos–, deja en mano del paciente, si el precio y la equivalencia terapéutica así lo permiten, la elección del fármaco, genérico o de marca, que más le convenga.