Cataluña

Trias se esconde

La Razón
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El síndrome de los presidentes del gobierno es el llamado de la Moncloa. El de algunos alcaldes, incluidos el de Barcelona, es el de las alcaldadas u ocurrencias.

El alcalde Xavier Trias, que no es nuevo en las lides municipales, revela síntomas inquietantes.
La primera alcaldada, absolutamente gratuita, ha sido la decisión de colocar durante la misa de pontifical del día de la Virgen de la Mercè, y en el templo del mismo nombre, al Ayuntamiento en los primeros bancos de la Iglesia y sacarlo del lugar preferente junto al presbiterio como se había hecho durante varias generaciones.

Este súbito ataque de humildad ha provocado que quienes debían estar en la parte izquierda, donde tenían su sitial el Presidente de la Generalidad, el Capitán General u otra autoridad relevante (Casa Real, etc.), se tengan que poner en los bancos.
El señor Trias demuestra una ignorancia de lo que es la tradición y el protocolo y que, en la mitificada Cataluña de antes de la Nueva Planta, el Consell de Cent y la Generalitat, en sus respectivas fiestas patronales siempre han tenido sus sitiales en ese lugar destacado y separado de la asistencia general.

En resumen, la gracia populista ha fastidiado al público que ocupaba esos bancos: hermandades, familiares de los concejales, casas regionales y fieles en general, restando espacio en un templo abarrotado.
La verdad es que me recuerda a Clos en la reapertura del Liceo.