Castilla-La Mancha
«Pescaíto» frito a pie de playa por Lidia JIMÉNEZ
Rajoy, en vaqueros y mangas de camisa, comió en un chiringuito
La mañana estuvo movidita. Hubo encuentros con líderes populares europeos, asistencia a discursos, recepción de propuestas, fotos con simpatizantes, firma de libros... Pero en el segundo día de convención nacional del PP en Málaga, Mariano Rajoy aderezó el trabajo organizativo con una buena dosis de gambas y «pescaíto» frito en un chiringuito de playa.
Entre los comensales, Javier Arenas, de anfitrión, Ana Mato, Esteban González-Pons... La sobremesa se alargó plácidamente comentando los pormenores de un congreso que, con más de 3.000 participantes, califican unánimemente de «éxito».
Los buenos ánimos estaban encendidos desde por la mañana. La nota emotiva estuvo a cargo de la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, que se «declaró» –políticamente– a Mariano Rajoy. Con un auditorio entregado que rompía en aplausos a cada frase, con decenas de jóvenes tomando fotografías, con la marea azul más vibrante que nunca, la presidenta del PP en Castilla-La Mancha se dirigió al «futuro presidente de todos los españoles» en la intervención estrella del día: «Gracias, Mariano, por tu forma de ser: honesta, integradora y consistente; por tu forma de trabajar, coherente e incansable; y por tu forma de liderar, muy generosa, persuasiva e inspiradora para todos nosotros».
La sala rompió en aplausos y Rajoy, que intentó evitarlo (por timidez), tuvo que subir al escenario. Cospedal y él, mirándose a los ojos y sin bajar los brazos, en señal de victoria, posaban para los fotógrafos.
Eran las 12:30. Rajoy se detuvo unos segundos a mirar a los asistentes durante el discurso. Iluminada por los focos –y contundente en sus palabras–, la secretaria general continuó su exposición con multitud de guiños al presidente, que estaba sentado junto a su mujer, Elvira. Cospedal también valoró el «corazón» de su «amigo» Javier Arenas, el «futuro presidente de todos los andaluces».
Antes de ese momento emotivo, Rajoy se había reunido con varias personas en el Palacio de Congresos donde, desde el pasado jueves y hasta hoy, se celebra el congreso popular. Sus más allegados insisten en que «nunca para». Entre otros muchos, tuvo tiempo de recibir, en una sala privada, a Wilfried Martens, presidente del PP europeo, y al vicepresidente de Portugal. «Están viendo las reformas económicas que llevará a cabo el partido. Hay ganas de recuperación», resumió el encuentro uno de los presentes.
El líder andaluz, Javier Arenas, se le unió pronto. Estos días le acompaña a todas partes, mientras hablan de todo, como un escudero a su Quijote. Rajoy vestía ayer más juvenil: vaqueros azules y camisa blanca. La nube de periodistas, que a ratos se pisaban unos a otros, le preguntaba por el estado de las autonomías o la reducción de diputados. Pero el presidente no podía pararse mucho. Solo sonreía y se disculpaba por la prisa.
Ya por la tarde, la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, moderaba un debate sobre Justicia. A las 19:00, Rajoy se reunía con el comité de dirección del partido y con Cristóbal Montoro. El tema a tratar: economía. La reunión se alargó más de lo previsto. Ya de noche, sobre las 21:00, a Rajoy le quedaba una cita con la sociedad civil (empresarios malagueños y simpatizantes del partido). Algunos jóvenes, los últimos en abandonar el recinto, se cruzaron con él. Aún llevaban chapas de colores prendidas en la camiseta que decían: #estoy con Rajoy.
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