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Condenar la violencia por José Antonio Vera
¿Queremos que España se parezca a Grecia o a Alemania? La estética «borroka» de la revuelta callejera nos acerca más a lo primero. Nuestros números actuales, también. En materia de paro estamos peor que Grecia, pero hay que reconocer que hubo un tiempo no lejano en que las cifras españolas de crecimiento, déficit y deuda, eran bastante mejores que las alemanas. Luego no es verdad que estemos condenados a ser como Grecia. Las barricadas, las agresiones, los asaltos a bancos, los comercios apedreados, los coches quemados, la gasolina y el fuego, nos ponen más a la altura de Grecia que de Alemania u Holanda. Y España, un país que vive básicamente del turismo, no se puede permitir el lujo de aparecer ante el mundo como un lugar inseguro. Porque de ser así nos acabaremos cargando de golpe lo poco que nos queda. Y entonces sí que terminaremos helenizados.
Antisistemas siempre hubo, pero la diferencia entre ellos y los partidos democráticos serios y las organizaciones sindicales responsables es que estos últimos rechazan sin ambages la violencia. O al menos deberían hacerlo.
Por eso es preocupante el hecho de que aún a día de hoy no hayamos visto una condena clara y contundente de la revuelta de Barcelona por parte de algunos de los que no tendrían que haber tardado ni media hora en hacerlo. Porque cuando no se hace se está dando la razón a quienes piensan que los que justifican la violencia, o los que no la condenan, son en realidad los que la promueven.
Dentro de eso, me parece que lo que necesita España en estos momentos es un acuerdo. Unos nuevos pactos de La Moncloa para desterrar la violencia de la calle y aunar esfuerzos entre todos contra el paro para volver al lugar que nos corresponde. Y ese lugar no debería ser Grecia.
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