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Túnez: de la prohibición a la victoria electoral

A falta de los resultados oficiales, los islamistas tunecinos pueden obtener una mayoría absoluta. El partido Ennahda fue disuelto y perseguido por Ben Ali

Una joven recuenta los votos, ayer, en un colegio electoral de la capital
Una joven recuenta los votos, ayer, en un colegio electoral de la capitallarazon

Túnez- Desde el exilio en Arabia Saudí, el ex presidente Zine el Abidine Ben Ali debe estar retorciéndose al ver el hambre de democracia que tenía el país al que atenazó durante 23 años. Más aún cuando los grandes triunfadores son los islamistas de Ennahda (Renacimiento), partido que prohibió (en 1991) y contra el que lanzó una fuerte campaña de desprestigio para conseguir que la opinión pública relacionara a sus simpatizantes con terroristas. Incluso, cuando estuvo al frente del Ministerio del Interior en la era de Habib Burguiba, Ben Ali ganó posiciones por su «buen trabajo» como localizador de islamistas.
Por las cárceles tunecinas han pasado más de 30.000 militantes de Ennahda y durante los últimos 20 años la Policía ha disfrutado torturando y deteniendo a cualquiera que tuviera aprecio a su indiscutible líder, Rached Ghanuchi. Incluso a los que en algún momento hubieran tenido relación con Ennahda se les ponían trabas. Khaled Ben Jalia, ingeniero, recuerda cómo no le dieron la beca en el extranjero, a pesar de ser el mejor de su promoción, hasta que un tío suyo consiguió borrar su pasado político.

Probablemente su éxito se deba a que es el partido mejor organizado. Acostumbrados a las reu-niones de menos de seis personas para no levantar sospechas y muy coordinados internacionalmente, su campaña ha sido ordenada y no han escatimado en recursos. Los tunecinos más liberales acusan a Ennhada de estar financiados por los países del Golfo Pérsico, en especial Qatar. «El resto de partidos se ha dedicado a criticar a Ennahda mientras que ellos han aportado soluciones», argumenta Ben Jalia. De hecho, los partidos más izquierdistas lo que critican es que Ennahda tiene el beneplácito de EE UU y citan cables de WikiLeaks que afirman que la embajada norteamericana se reunió con militantes, o los diversos viajes que han hecho algunos de sus correligionarios a Washington.

«El que gane Ghanuchi es consecuencia de la herencia que ha dejado Ben Ali, que no invirtió en lo que debía. La educación en el interior del país es mucho más pobre, por eso hay tantos jóvenes que dicen haber votado por él», explica Melek Lakolar, periodista del semanario «Tunis Hebdo». Es en las zonas rurales donde Ennahda arrasaría y donde ha utilizado técnicas como financiar bodas, invitar a la primera gran comida después del Ramadán y, sobre todo, ha contado con los medios suficientes para hacer campaña casa por casa.

Ghanuchi ha pasado los últimos 20 años de su vida haciendo oposición desde el exilio, en Londres. Regresó a Túnez el 30 enero, 16 días después de que el ex presidente se confinara en Jedda. Sabe que cuenta con el apoyo de la masa por ser la cara más conocida de la persecución, y también sabe cómo calmar a sus detractores insistiendo en que su islamismo es moderado y su modelo, el AKP, el Partido de la Justicia y el Desarrollo turco.

El miedo a un islamismo radical lo tienen sobre todo los jóvenes y las mujeres, que temen ser obligadas a llevar el «hijab» o que esté mal visto la independencia laboral y económica que han logrado. Desde Ennahda se asegura que una de sus máximas es la igualdad y que la libertad es también tener derecho a elegir el código de vestimenta, pero lo cierto es que Ghanuchi siempre va acompañado de su mujer y una de sus hijas, ambas cubiertas por el velo. Incluso entre las trabajadoras de la sede del partido, el «dresscode» ayer era el velo.

 

 Una asamblea constituyente
- Tras las elecciones parlamentarias celebradas el domingo, se establecerá una Asamblea Constituyente de 217 miembros, de los cuales, dieciocho son elegidos por los tunecinos residentes en el exterior.
- Este órgano legislativo deberá nombrar un presidente provisional durante un año y supervisará el proceso de transición política.
- La Asamblea redactará una nueva Constitución que inaugure la Segunda República de Túnez.
- Transcurrido un año, se convocarán elecciones generales, esto es, presidenciales, legislativas y municipales, completando el proceso.