Bruselas
La reforma (III): la tasa plana
Es evidente que la propuesta presentada por la Comisión Europea (CE) es confusa, difusa y obtusa, como ya he escrito en más de una ocasión desde esta columna. En resumidas cuentas, que es muy complicada y difícil de entender. El documento ya tiene suficientes defectos desde el punto de vista técnico y pone negro sobre blanco sus muchas contradicciones, como para que le adjudiquemos contenidos que no recoge.
Y es que algunos dirigentes políticos y de organizaciones agrarias siguen empeñados en decir que la CE plantea una «tasa plana» para las ayudas en toda la Unión Europea. Por «tasa plana» se debe entender una ayuda con el mismo importe para todos los beneficiarios de todos los Estados miembros de la UE. Y eso no es cierto. Es verdad que en algunos de los documentos previos (no en todos) los de Bruselas apuntaban esa posibilidad. Sin embargo, en las propuestas definitivas no figura la tasa plana.
Lo que sí hay es una regionalización de las ayudas. Pero las regiones no se deben entender desde el punto de vista geográfico o administrativo (comunidades autónomas en el caso de España), sino también desde el punto de vista agronómico (todo el secano o regadío de un Estado miembro). Pues bien, los de Bruselas plantean una convergencia de ayudas en el horizonte de 2019, pero sólo dentro de cada una de esas «regiones tan peculiares». A pesar de todo lo anterior, esos dirigentes políticos y sindicales continúan ignorando por completo las propuestas y refiriéndose a la tasa plana. El «papel» de Ciolos y de Silva es suficientemente malo de por sí; basta con leerlo sin inventarse nada.
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