Grecia
El cascabel del paro
Cada vez que se abre un claro en el oscuro túnel de la recesión aparece en España el paro. Un golpe de realidad dirigido al higadillo que tumbaría al mejor encajador en el ring de las finanzas. En Europa nos miran por encima del hombro. Los Merkel, Sarkozy, Cameron, etcétera nos tienen ganas. No sé si por los éxitos deportivos, por la paella o por el sol del Mediterráneo, el caso es que a la mínima nos hunden en la miseria. Nos meten en el saco de Grecia, Portugal e Irlanda y los grandes bancos dejan de confiar en nuestros números.
Con este panorama el desempleo nos hace todavía más pequeños. Cinco millones de parados es para pasar por el quirófano, para enchufar al enfermo a una máquina de respiración y rezar por una solución sobrenatural. De nuevo entra en juego la economía sumergida y de nuevo aparecen en lontanza soluciones diferentes que inquietan a los sindicatos y a los que han instalado en la dictadura de la subvención. Cierto es aquello de que los experimentados con gaseosa, pero la crisis está dando a nuestros políticos la oportunidad de dar un giro a la cosa pública y ellos se han quedado a verlas venir. Se lanzan los datos como dardos envenenados y el «tú más» parece ser la única aportación a unas soluciones que, lógicamente, no llegan.
Quizá sería mucho más productivo que la pequeña y mediana empresa recibiera un empujón para acelerar las contrataciones. Parece la tecla correcta, pero ¿quién le pone el cascable al paro?.
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