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Los sindicatos lusos satisfechos por la huelga pese a su limitada incidencia

Los sindicatos se muestran satisfechos por la huelga general organizada hoy en Portugal, pese a la limitada incidencia que le atribuyen los medios de comunicación y fuentes de las empresas y entidades públicas.

La Confederación General de Trabajadores Portugueses (CGTP) estima que la protesta contará al final del día con una participación "similar"a la del anterior paro, que tuvo lugar el pasado 24 de noviembre también contra la política económica del Gobierno conservador luso.

En declaraciones a Efe, Armando Farias, de la Comisión Ejecutiva de la central sindical -de orientación comunista-, admitió, sin embargo, la posibilidad de que esta vez las consecuencias de la huelga se noten menos y lo atribuyó al fuerte incremento del desempleo en los últimos cuatro meses.

"No creo que estemos muy lejos de la adhesión que vimos en noviembre. No diré que la superaremos, pero será parecida", señaló Farias.

En una rueda de prensa, el secretario general de la CGTP, Armenio Carlos, hizo también un balance positivo de la protesta, convocada en solitario por su central y que calificó de "una gran huelga general".

Carlos mostró su satisfacción por las estimaciones que maneja su sindicato sobre la adhesión hasta el mediodía hora local, aunque en los principales núcleos urbanos de Portugal la protesta se nota poco y la actividad comercial y los servicios funcionan con normalidad, según los medios lusos y portavoces de organismos y empresas.

Las emisoras de radio y de televisión lusa han informado de menores efectos de la huelga de hoy en comparación con la organizada hace cuatro meses.

Por su parte, la CGTP destaca la incidencia en los transportes públicos, la administración central y municipal y los servicios portuarios, de bomberos y de recogida de basuras.

Los sindicatos portugueses no suelen dar cifras concretas de participación, al igual que el Gobierno y la patronal, y el paro de noviembre fue calificado por las centrales como la mayor huelga general desde 1988, incluida la realizada a finales de 2010, cuando estimaron que tres de cada cuatro trabajadores la siguió.

Según Farias, la protesta de hoy tiene seguimiento también en colegios y hospitales, con "muchos centros de salud en funcionamiento sólo con servicios mínimos".

La Federación Nacional de Profesores (Fenprof) calculó apenas por encima de 40 el numero de centros de enseñanza de cuyo cierre, por ausencia de docentes, tenía constancia.

Fuentes de la Federación Nacional de Sindicatos de Enseñanza, que no se sumó a esta huelga, destacaron en declaraciones a Efe que la mayoría de escuelas ha funcionado, lo que permitió a los padres dejar a sus hijos en el colegio.

Farias indicó que en el sector servicios, donde tradicionalmente la incidencia es mucho menor, hubo ejemplos de elevada participación en la protesta, como la entidad estatal Caixa Geral de Depósitos, con cerca de un 50 % de empleados de su sede central en huelga.

Aseguró, además, que en algunas grandes superficies comerciales su sindicato observó un alto seguimiento, pese a la "gran precariedad, los horarios abusivos, los contratos a plazo y los bajos salarios"del sector.

"En estos casos, aparentemente las cifras pueden no ser relevantes, pero dado el sector y el contexto en el que se producen también son importantes", resaltó.

Según sus datos, el paro registra una fuerte adhesión en el sector privado y en la administración pública, ya sea a nivel central, regional o local, aunque los medios lusos informaron de que en Lisboa y Oporto esas actividades estaban muy poco afectadas.

Farias atribuyó la incidencia limitada de la huelga que señalan los medios de comunicación sobre todo al fuerte crecimiento del desempleo, que en cuatro meses "se ha incrementado en dos puntos porcentuales", hasta rondar el 14 por ciento.

Al contrario que en la huelga de noviembre, el tráfico aéreo registró pocos problemas y la aerolínea nacional TAP informó de la cancelación de solo dos vuelos durante la mañana.

En el transporte la huelga paró por completo el metro de Lisboa, pero esta vez no consiguió paralizar los autobuses, trenes de cercanías o el tráfico fluvial de pasajeros con la populosa margen sur del río Tajo.