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Sr Chinarro discopredicando
El objetivo era predicar con el ejemplo. Apenas un año después de «Presidente», Antonio Luque, es decir, Sr. Chinarro, regresa. «También era para vacilar, diciendo, mira, ahora saco un doble LP. Y tengo canciones para hacer otro, pero lo editaré sencillo, para no meterme en jardines...». «Menos samba» son 19 canciones nada menos, que vuelven a los aires más «populares» del estilo de Chinarro. «No son tiempos de producciones costosas. Es que yo soy así, vivo así, y no tenía ganas de entrar en una producción asesina», dice de su particular huelga a la japonesa.
De las letras asoma cierto espíritu de protesta y cuando se le pregunta por cada uno de los temas, aparece el Luque más crítico con el tipo de sociedad que vamos construyendo. «En España hay buenas posibilidades de vida. Tenemos el sol, que es una riqueza, y nos podríamos organizar y hacerlo bien. Pero siempre habría alguno con ganas de hacer trampas.
Funcionamos con mafias, unas más grandes, otras más pequeñas, corrupciones a todos los niveles... Nadie piensa en el mal que se hace a los demás», dice Luque, lanzado. «¿Y qué hacemos con esa gente? ¿Funciona la Justicia? Los que pagamos impuestos ¿sirve para algo? Hay un empeño por hacer las cosas mal.... He estado en Almería, al lado del mar, y me han puesto para comer pescado congelado», asegura.
Elijan: China o EE UU
En el disco, Sr. Chinarro es a veces un trovador, otras un cantautor o directamente un predicador. Pasa de una ranchera y una habanera a un tema de distorsiones pesadas a lo Pixies. «Es verdad que me salen algunas canciones más sandungueras, pero es que soy así.
Está en mi bagaje musical, y antes no lo tenía y no renuncio a utilizarlo». Pero en seguida volvemos a arremeter contra la república bananera mundial: «Todo es un cachondeo, pero fíjate que estamos ‘‘reyes'' para cómo podíamos vivir: tenemos sanidad. Terminaremos como Estados Unidos. O como China, podemos elegir». Luque apuesta por lo que llama el «decrecimiento»: «Tengo muy fresco en mi memoria cuando la gente abarrotaba los centros comerciales para comprar sandeces. Y eso se paga. Me criticarán por decirlo, pero yo vivo en 25 metros cuadrados. ¿Y sabes qué es lo que más me gusta de mi jaula? Primero, que veo el mar, que es gratis. Y segundo, que no puedo acumular cosas. Gasto en cervezas, discos y en el cine».
Cuando se pone apocalítico, se atreve a decir que cualquier día empieza otra guerra: «Puede ser entre Israel e Irán y terminamos todos ahí metidos». Tengan cuidado, porque sus profecías se cumplen. En el anterior disco, soñó que a Murcia se la tragaba la tierra y hubo un terremoto en Lorca. Y también cantó a la leyenda de San Borondón, la octava isla de las Canarias que emerge de los mares, y a punto estuvo de salir de un volcán junto a El Hierro. «Creo que tengo el resplandor. No es la primera profecía de Chinarro que se cumple, pero prefiero no hablar de ello, porque con este pelo y esta barba van a decir: ‘‘Huyamos de él''» (risas). Para terminar, una instrucción de uso del disco: «Una vez puse en mi Facebook: ‘‘No me hagan caso''. Y no me hiceron caso, es decir, me hicieron caso».
De Goethe a Pepe Gotera y Otilio
«Mr. España» es uno de los temas más ácidos del disco. «Surge de una frase de Goethe: ‘‘En el mundo hace más daño la estupidez que la maldad, o al menos la maldad no abunda tanto''», cuenta. Y es que, para Luque, «en el mejor de los casos, vivimos en un país de Pepe Gotera y Otilio (en la imagen). Menos mal que eran simpáticos». Por eso, otra canción va dedicada a la Ley de Murphy, que «en realidad dice que lo que tenemos que hacer es no dejar margen al error... mira lo que pasó con el accidente del avión de Spanair, que intentaron hacerlo volar enfriando la sonda con hielo.»