Tiempos de furia

«Antes los niños se parecían a sus padres y ahora se parecen a los tiempos. Y los tiempos son cibernéticos, altamente tecnológicos, gobernados por la soledad y sobre todo por la impaciencia. No hay pacientes sino impacientes. La urgencia vital de los adultos genera una mayor agresividad y temperamento en los menores». Y lo ha dicho el jefe de Pediatría Social del Hospital Niño Jesús, el profesor García Pérez, un auténtico experto.

Imagínense que ustedes son niños. Terminan las muchas horas de clase y en la puerta del cole no esperan ni madre ni padre. El autobús escolar te traslada a casa. Si eres muy pequeño, la «chica» te buscará, te dará de merendar y te pondrá a hacer los deberes. Luego maquinitas y televisión. Si eres algo mayor, tendrás las llaves. Entrarás, merendarás, harás los deberes y luego maquinitas y televisión. Los padres, ambos, trabajan. Hacen horas. Llegan tarde. Pero sobre todo llegan tan cansados… Eres niño y tienes móvil, aifon, aipod, ordenador… Entras en internet para comunicarte con alguien. Chateas y chateas. No se profundiza, es sólo una manera de matar el tiempo. Tienes muchos amigos en la red, pero apenas conoces a ninguno. No sabes cómo huelen, ni cómo miran, ni cómo es su verdadera voz. Son amigos extraños, acompañan pero no dejan su halo de cariño. Desconectan cuando desconectas. Los padres no llegan y juegas con otra máquina. Videojuegos con ruidos, disparos y furia. La mano apriete más botones. Y por fin llegan, tan cansados… Cenan contigo, tan cansados… A la cama, mañana hay cole, te dicen agotados. Y tú coges tu máquina y la aprietas con furia. Como los tiempos.