Ciencia y Tecnología
Adán y Eva los robots científicos
Sus creadores dicen que no sustituirán a los investigadores, sino que harán su trabajo de laboratorio más fácil.
Primero invadieron las fábricas. Luego pilotaron aviones sin tripulación y otros ingenios militares. Más tarde se convirtieron en juguetes. Y ahora entran en los laboratorios científicos. Hablamos de los robots, esas máquinas que despiertan tanta fascinación como recelos. Ayer fue presentado Adam, el primer autómata de bata blanca que no sólo realiza a la perfección las tareas clásicas encomendadas –recoger, colocar, clasificar, mezclar, analizar–, sino que determina la calidad de los resultados de cada experimento, plantea hipótesis y proyecta el siguiente ensayo. Y todo ello sin apenas ayuda.
Leyes básicas
La proeza, de la que se hace eco «Science», es obra de las universidades británicas de Aberystwyth y Cambridge. El ingenio robótico es capaz de llevar a cabo «métodos hipotético-deductivos» y puede «registrar y reproducir en detalle cada nuevo experimento», las dos leyes básicas de la ciencia experimental, escribe Ross King, del Departamento de Ciencia Computacional de Aberystwyth.
Los investigadores programaron a Adam para analizar el comportamiento metabólico y genético de la levadura, un microorganismo cuyo estudio sirve para proyectar ensayos con tejidos de otros seres vivos. El robot planteó qué enzimas codifica la levadura para realizar sus procesos bioquímicos internos, diseñó experimentos para demostrar sus predicciones, los llevó a cabo, interpretó los resultados y fue capaz de repetir el ciclo. Los investigadores confirmaron que Adam identificó los compuestos correctamente.
Adam (Adán, en castellano) es sólo un prototipo, pero sus creadores creen que el primer robot comercial (que se llamará Eva), servirá de apoyo para llevar a cabo las tareas más pesadas para los científicos de laboratorio.
«Servirá de gran ayuda para los equipos que trabajan en nuevos tratamientos contra enfermedades como la malaria y la esquistosomiasis», cuyas investigaciones podrán acelerarse considerablemente, ya que el análisis biológico de los patógenos que las causan es extremadamente complicado.
«No está diseñado para sustituir al hombre –dice King–, sino para trabajar codo con codo para hacer nuestra labor más cómoda, rápida y efectiva». «La vida es muy compleja, y es crucial que los detalles de cada experimento se registren minuciosamente, algo difícil y tedioso». Hasta ahora.
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