Roma

Adiós al nuncio

La Razón
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Antes de que lleguen las vacaciones, quiero dedicar un artículo de despedida y de acción de gracias a monseñor Monteiro, hasta ahora nuncio de Su Santidad en España. Personalmente tengo mucho que agradecerle. Por ejemplo, su presencia en la presentación del libro que escribí sobre Juan Pablo II. O su apoyo para conseguir del Vaticano la aprobación pontificia de los Franciscanos de María. O su paciencia conmigo cuando escribí aquel artículo en el que mostraba mi disconformidad con la cena que ofreció a Zapatero, en pleno ataque del Gobierno a los cardenales Rouco y García Gasco. Pero, sobre todo, creo que hay que agradecerle lo que ha hecho por España. Nadie es perfecto, ciertamente, pero a don Manuel no se le pueden negar ni su amor a la Iglesia ni su amor a nuestra patria. Durante este tiempo, han sido nombrados obispos de la talla de monseñor Munilla o de monseñor Cerro, entre otros, y se han resuelto no pocas situaciones delicadas, tanto intra eclesiales como en lo que respecta a las relaciones con el Gobierno.Ahora, monseñor Monteiro va a Roma para seguir sirviendo a la Iglesia en un puesto donde no estará en primera línea de combate, pero donde su experiencia va a ser decisiva. Se va un amigo de España y nuestra oración le acompaña con nuestro agradecimiento.