Balón de Oro
Al paro
El Real Madrid, en manos de Michel Platini. Calderón volverá a casa después de Navidad y no me extrañaría que optara por dar media vuelta y regresar al Caribe. Va a encontrarse más problemas de los que dejó, que ya es decir. El mayúsculo, convencer a la UEFA de que el departamento jurídico de su club interpreta las normativas del fútbol continental a su antojo, porque no las lee o no se entera, y pretende modificarlas porque, en su opinión, son absurdas. A ver, quién es la UEFA para determinar las competiciones que puede disputar un futbolista, ¿eh? Calderón intentará convencer a Platini de que no es justo que Juande Ramos no pueda alinear a Lassana Diarra y a Huntelaar contra el Liverpool, después de invertir 45 millones de euros para reforzar en invierno una plantilla que ya en el verano, antes de la plaga de lesiones, cojeaba. Platini, ese enemigo del fútbol español, según ha podido comprobar el Atlético de Madrid, responderá a Calderón que las normas están para cumplirlas, no para cambiarlas según conveniencias, y menos con el curso empezado, que son iguales para todos y, por supuesto, no le permitirá hacer comparaciones con sus compatriotas del Marsella. Insolencias, las justas, que el que manda, manda. Y eso es lo que tiene que hacer Calderón, mandar... Mandar al cuerno a Platini, porque no le hará ni puñetero caso, y así ya no tendrá que dorarle la píldora, y al paro a todos esos empleados laxos, vagos y negligentes que cobran sueldos galácticos por no hacer su trabajo y por manchar la imagen del club con chapuzas como la penúltima. Se han cubierto de gloria.
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