Congreso de los Diputados

Alto y claro: no al aborto

Los diputados tienen hoy una oportunidad para tomar posición en contra de la Ley

La Razón
La RazónLa Razón

El Congreso de los Diputados votará hoy la moción promovida por el parlamentario de Unión del Pueblo Navarro (UPN), Carlos Salvador, que solicita al Gobierno que congele la tramitación de la reforma de la Ley del Aborto. Salvador ha argumentado que esta iniciativa es necesaria hasta que «no se produzca un cambio en las circunstancias que permita una reflexión más sosegada que finalice con un amplio consenso, social, político y parlamentario del que, ahora mismo, carece. Sólo cabe felicitarse por esta moción, que, sin duda, será útil, dentro y fuera del hemiciclo, puesto que también responde a una inquietud expresada por cientos de miles de ciudadanos, que ya han mostrado su rechazo a la ley en distintas manifestaciones y que tuvo su continuación, el pasado viernes, con el registro en el Congreso, y en la Presidencia del Gobierno de 375.000 firmas contra el texto del Ejecutivo.
Pero, además, tiene una trascendencia de vital importancia para sus señorías. Por primera vez la reforma de la Ley del Aborto se somete a un veredicto en el Congreso. Esta circunstancia otorga a sus señorías una oportunidad extraordinaria para que se posicionen ante esta ley tan discutible más allá de las siglas políticas a las que pertenecen y sí desde sus principios y convicciones.
No conviene minimizar, como han hecho algunos, esta reforma de la Ley del Aborto argumentando que únicamente es una cortina de humo para distraer a los españoles de los verdaderos problemas que vive el país, como la crisis económica. Esa apreciación se ajusta a la realidad sólo en parte. Sin duda, pocas leyes son tan vitales para un país y para sus ciudadanos como aquellas que deciden sobre la muerte y la vida y esta reforma afecta de lleno a las creencias de las personas. Tampoco es de recibo que, demagógicamente, algunos miembros del Gobierno, jaleados por algunos colectivos, trasmitan la consigna de que los que se oponen a la Ley están criminalizando a la mujer.
Para desactivar estos mensajes dañinos y faltos a la verdad los diputados del Congreso se enfrentan hoy a una votación que va más allá de las estrategias parlamentarias e intereses partidistas. Nadie ignora que numerosos socialistas han manifestado, tanto en público como en privado, sus reparos a esta reforma de la Ley que atenta directamente contra su fe. Sin duda, se encuentran frente a una difícil disyuntiva entre sus principios socialistas y sus convicciones cristianas. Hoy tienen la posibilidad de concretar su discrepancia a esta Ley en forma de voto. Lo más coherente es que, a pesar de que hace semanas José Antonio Alonso manifestó que su grupo se acogerá a la disciplina de voto, los diputados socialistas opten por apoyar la moción de Carlos Salvador o, como mal menor, se inclinen por la abstención. Igual sucede en algunos grupos parlamentarios como PNV o CiU. Más generosos con los suyos, ambos partidos ya anunciaron que darían a sus parlamentarios libertad de voto a la hora de pronunciarse sobre esta ley. El alcance de esta medida se podrá comprobar hoy en el hemiciclo.
Lo cierto es que con esta Ley no hay lugar ni para ambigüedades ni para componendas interesadas. Es evidente que el resultado de la votación de la moción propuesta por Carlos Salvador será un buen termómetro para saber hasta qué punto los diputados del Congreso de los Diputados están comprometidos con sus principios religiosos o, por el contrario, priorizan las estrategias de partido. Lo más sensato y congruente sería votar en conciencia.