Galicia
Año de bienes para el PP
El Partido Popular celebró ayer en Valencia el acto de conmemoración del primer aniversario del Congreso Nacional en el que Mariano Rajoy salió elegido presidente del PP con el 80 por ciento de los votos. Aquel cónclave supuso el punto de partida de una nueva etapa tras la derrota en las elecciones generales con el único objetivo de recuperar el Gobierno pasados cuatro años. La cita envió a la sociedad y a la militancia un mensaje de renovación de equipos e ideas para tomar el impulso y la ilusión necesarios, pero siempre desde la defensa de los principios tradicionales y de la idea irrenunciable de un proyecto común. Fue un encuentro complicado porque se abrió el debate interno y afloraron desencuentros sobre cómo afrontar el futuro. El liderazgo de Mariano Rajoy fue sometido a debate y las legítimas ambiciones personales entraron en liza. Pese a todo, el presidente del PP se mostró firme y convencido de sus posibilidades, del nuevo equipo y del diseño de la estrategia política, y supo capear el temporal sin ceder a las presiones de unos y otros, tanto de fuera como de dentro. Había incluso quien esperaba el primer fracaso como una oportunidad para promover un relevo. Sin embargo, la secuencia de hechos desde entonces ha fortalecido extraordinariamente a Rajoy, en primer lugar, y al Partido Popular, después. Estos 365 días largos han estado marcados por los éxitos electorales y por la paulatina desaparición de las desavenencias internas para dar paso a la cohesión necesaria. El repaso de los logros conseguidos durante el año transcurrido desde el Congreso de Valencia lo dice todo: la mayoría absoluta obtenida en los comicios autonómicos de Galicia; el buen resultado en las elecciones en el País Vasco que situó al PP como fuerza decisiva para cambiar la política en esa comunidad y la victoria en las europeas, el tercer mejor resultado de todos los países. Además de las reválidas electorales, el PP de Rajoy ha tenido el mérito de acabar con el aislamiento parlamentario y con la imagen del cordón sanitario. Al contrario que el Gobierno y el PSOE, el espíritu de diálogo y la capacidad para alcanzar acuerdos y generar sintonías de los populares con otros grupos han quedado demostrados. En su discurso de ayer ante miles de personas en Valencia, Mariano Rajoy reclamó con inteligencia que, a pesar del buen balance, «la autocomplacencia es inadmisible». Y, sin duda, tiene razón. Las perspectivas son óptimas porque los ciudadanos han apreciado solvencia y credibilidad, pero el PP tiene aún situaciones incómodas que solventar como el «caso Gürtel», en el que, después de apelar y defender con criterio el derecho a la presunción de inocencia, deberá actuar de acuerdo al desarrollo de los acontecimientos en el Tribunal Supremo.Mariano Rajoy explicó que «los errores» y «las mentiras» de Zapatero han provocado que cada vez sean «más los españoles que buscan una alternativa y que se perciba una necesidad de recuperar la sensatez y el sentido común». De cara al futuro, el PP debe apuntalar su proyecto sobre la capacidad para proponer soluciones claras a los problemas reales de los españoles y sobre la unidad del partido, porque «nadie sobra» en él y «hay que superar viejas historias», en palabras de Rajoy. Los populares han demostrado con hechos que otra política es posible y que, cuando Rajoy asegura que «dará la batalla para que no se suban más los impuestos», lo hace porque sabe que esa medida perjudicará al país y dificultará la recuperación. Desde la defensa de los valores tradicionales y de un proyecto nacional, con lealtad y moderación en las formas, pero con el rigor y la contundencia precisos, Rajoy y el PP tienen la responsabilidad de abrir una nueva etapa en una España que lo necesita.
✕
Accede a tu cuenta para comentar