Santander

Asalto a tiros en un centro comercial

Tres ladrones armados sembraron el pánico en el centro Islazul de Carabanchel al asaltar el furgón del banco.

Asalto a tiros en un centro comercial
Asalto a tiros en un centro comerciallarazon

Javier, un hombre de 44 años, empleado de seguridad de la empresa Prosegur, y una mujer de 30 años resultaron ayer heridos de bala en un intento frustrado de robo de la recaudación de una oficina del banco Santander, en el centro comercial Islazul, en Carabanchel Alto. El trabajador se encuentra grave, ingresado en el 12 de octubre, perono se teme or su vida. Según informaron fuentes de Samur-Protección Civil, recibió un balazo en el abdomen que le salió por la espalda y otro, que le entró por la tibia y salió por el gemelo. La mujer, una cliente del centro que tuvo la mala suerte de pasar por el lugar con su marido y su hijo, recibió un impacto en un pie y su estado es menos preocupante, estando ingresada en el mismo centro hospitalario.Armas automáticasTodo ocurrió poco antes de las siete de la tarde. Los empleados llegaron a la entidad a recoger las sacas con la recaudación del día y salieron de ella camino del furgón que les esperaba fuera del centro comercial, a unos cien metros de la entidad. A muy poca distancia de la oficina fueron asaltados por tres hombres de origen sudamericano que habían estado esperando su ocasión. Iban armados al menos con un arma automática, como confirmaron varios testigos. Uno de ellos sustrajo a Javier su revolver reglamentario (un 38 especial) y, ante la resistencia de éste a entregar las sacas, lo golpeó en la cabeza reiteradamente y finalmente le descerrajó los dos tiros. Mientras tanto, sus compañeros dispararon varias ráfagas que quizá provocaron la herida de la mujer pero que, por suerte, no causaron ningún otro daño personal, casi milagroso teniendo en cuenta lo concurrido del centro. «Oímos varios disparos y luego muchos seguidos, como de metralleta», cuenta la empleada de una tienda.«¡Bomba, bomba!»«La gente primero pensó que eran petardos, pero luego empezaron a correr despavoridos en todas direcciones, sin saber de que huían», cuenta una mujer que estaba allí. Fue ella la primera en acercarse al herido y comprobó que «uno de los disparos le había salido por la espalda. Estaba boca abajo y tenía heridas en la cara».Fue el precio a pagar por llevar su responsabilidad hasta el final y defender un dinero que finalmente los asaltantes no consiguieron llevarse. Dos de ellos se dieron a la fuga en una moto aparcada en el exterior. Un tercero escapó en dirección contraria. Subió por las escaleras mecánicas del centro comercial gritando «¡bomba, bomba!» para intentar crear una confusión que le ayudase a escapar, pero fue reducido por los empleados de seguridad, ayudados por varias personas más.