Bach is back

Dirección: Pere Portabella. Guión: P. Portabella, C. Santos y X. Albertí. Intérpretes: Álex Brendemühl, Féodor Atkine, Christian Brembeck. España, 07. Duración: 90 minutos. Drama experimental.

Si en su justamente mítica «Crónica de Anna Magdalena Bach» Jean Marie-Straub y Danièlle Huillet se preguntaron cómo filmar la música como materia estética, en esta cinta Portabella se plantea cómo filmarla como materia histórica. No por azar este insólito ensayo en imágenes se inicia con el recorrido fantasmático de una pianola por las salas vacías de un museo. La relación de la música y su manifestación material (el instrumento) con el espacio, geográfico, social y político, de Europa, ocupan el corazón de una película que, a pesar de no descartar ninguna línea de investigación, nunca pierde de vista que la fluidez y la modestia fueron moneda común en la obra de Bach. Así, el filme dispersa sus intereses en varios niveles de lectura que se complementan sin esfuerzo aparente: por un lado, Bach, artista de encargo, compositor a sueldo, maestro que deja en herencia su humilde genio y versatilidad a camioneros que interpretan sus melodías con armónica o fagot, y a músicos que tocan su música en los vagones de metro, cruzando estaciones a toda velocidad; por otro, el vendedor de pianos que descubre, con la ayuda de un librero, que la música de Bach, tan sublime, ha recorrido cuatro siglos de historia europea, tan infame. Portabella salta entre sus reflexiones como quien juega a la rayuela, ofreciendo una estimulante panorámica sobre el discurso creativo no exento de digresiones poéticas, alimentadas por el espíritu surrealista de Carles Santos. El resultado es tan abracadabrante como las infinitas Variaciones Goldberg, tocadas por la varita mágica de un cineasta que a sus 78 años está más fresco que una rosa.