Crítica de cine

Bailar o no vivir

Bailar o no vivir
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Dirección y guión: Raja Amaris. Intérpretes: Hiam Abbass, Hend El Fahem, Maher Kamoun y Monia Hichri. Francia/Túnez, 2002. Duración: 100 minutos. Drama.Viuda todavía llorosa y madre de una adolescente con pocos prejuicios, Lilia (la poderosa Hiam Abbass) lleva una existencia prácticamente monástica desde que está sola. Pero siempre que limpia el espejo de su dormitorio y nadie la ve, levanta los brazos, mueve las caderas y baila mientras en la radio suena una canción pegadiza. Personaje que presupone el espectador reprimido e insatisfecho, la realidad le cambia de raíz cuando descubre cómo, en un cabaret de luces coloradas, las jóvenes de carnes generosas se contonean frente a hombres embelesados que tocan al ritmo las palmas mientras les ofrecen billetes. Resultan elocuentes las escenas del descubrimiento de una vida que Lilia ni siquiera imaginaba posible para la mujer árabe, cuya situación sigue estando socialmente enquistada. Lilia libera entonces la negra cabellera, cambia el traje recatado por un sujetador de brillos, y en una extrema, desconcertante transformación que eclosiona en un final moralmente reprobable, decide cambiar su historia y alimentar el cuerpo y el espíritu ya sólo de libertad, danza y sexo. A pesar de los esfuerzos en subrayar la denuncia, la cinta no consigue hacer creíble por qué Laila, madre annegada y sufriente, llega al punto de traicionar hasta a su propia hija. Mientras sigue triunfante moviéndose al compás como si nada.